Reseña de El Principito de Antoine De Saint-Exupéry

 

Ésta obra que hoy en día es tan universal, se trata de un pequeño cuento infantil escrito por Antoine de Saint-Exupéry, que fue un escritor francés además de aviador. Toda esa experiencia del autor como aviador se verá reflejada en su obra.

Murió en extrañas circunstancia ya que luchaba durante la Segunda Guerra Mundial como aviador y fue a Córcega a una misión de reconocimiento sin armamento, tenía autonomía de 6 horas de vuelo, pero debió de tener algún tipo de accidente ya que no regresó jamás. Hay una testigo que afirma haber visto como una avioneta caía y hallaron un cadáver sin identificar que llevaba las insignias francesas, por lo que se creyó que podría ser él.



Dicha obra puede ser leída tanto por niños como por adultos ya que tiene 2 lecturas, una más lineal a través de los ojos de un niño y otra más profunda, donde pueden apreciarse los simbolismos, desde los ojos de un adulto.

Podemos encontrar una obra llena de mensajes preciosos donde nos adentramos en las relaciones personales que tenemos en la vida y cómo cultivarlas. Nuestro protagonista, el Principito vive en un planeta muy pequeño, se encontrará con un aviador que está reparando su avioneta y le contará todas las experiencias que ha vivido.



Dentro de los simbolismos que podemos apreciar es la identificación de cada personaje con un hecho. En el caso del Principito que vive en un planeta tan pequeño que casi lo ocupa entero simboliza lo mucho que le queda por aprender; el Aviador es un adulto, pero actúa muchas veces como un niño, en realidad son las ganas de revivir esa infancia perdida y ser niño otra vez, esto es un reflejo de los propios lectores ya que simboliza las cosas como las vemos y cómo deberíamos verlas.

La rosa representa el ego y el amor que tiene el Principito. La rosa es única en su especie y simboliza el amor que todos hemos tenido y que hemos perdido, pero que siempre estará en nuestro corazón.

El rey simboliza las personas cabezonas que siempre quieren tener la razón en lo que dicen; el vanidoso es la propia vanidad y el egoísmo de las personas que solo quieren ser reconocidas por las demás y se desvive por ese reconocimiento.

El borracho representa la insatisfacción del ser humano y de siempre querer cosas diferentes, huir de la monotonía y que se refugia en la bebida para olvidar los problemas.



El hombre de negocios es ese consumismo sin parangón que existe en la sociedad, solo queremos comprar y comprar y muchas veces no hay siquiera una necesidad pertinente, sino que nos han inculcado comprar cosas y lo hacemos sin pensar.

El farolero simboliza a las personas que solo trabajan obedeciendo órdenes de los jefes, haciendo horas extra y solo cumpliendo con su deber, aunque se estén aprovechando de él.



El geógrafo representa esa zona de confort, no quiere salir de ella ya que es lo conocido y no se atreve a aventurarse a ver más allá y todos los días son iguales.



El cordero simboliza cómo los amigos están ahí para ayudarte, pero con el paso del tiempo algunos se alejan y nos hacen daño.

La caja representa una nación, lo que hay dentro.

Los Baobads quieren decir nuestros malos hábitos y que a veces, el ser humano no es consecuente con sus actos.

Los volcanes son las emociones que sentimos y el quehacer diario.

El globo es lo que protege a la rosa para que se sienta bien y querida.

El zorro es el que da a conocer al Principito lo que es la esencia de la amistad y los verdaderos valores, pero las amistades a veces tienen un coste y pueden ser complicadas.

En definitiva, una obra maestra que ha perdurado y perdurará en la historia y en todo el imaginario colectivo sobre todo con esas grandes frases memorables que nos han dejado.

“- ¿Sabes? Cuando uno está verdaderamente triste son agradables las puestas de sol…” (Pág. 27)

“-Si alguien ama una flor de la que no existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas, es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas. Se dice: Mi flor está allí, en alguna parte…” (Pág. 29)

“-No supe comprender nada entonces. Debí haberla juzgado por sus actos y no por sus palabras. Me perfumaba y me iluminaba. ¡No debí haber huido jamás! Debí haber adivinado su ternura, detrás de sus pobres astucias. ¡Las flores son tan contradictorias! Pero yo era demasiado joven para saber amarla.” (Pág. 33)

“- Te juzgarás a ti mismo- le respondió el rey-. Es lo más difícil. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio.” (Pág. 41)

“-Me pregunto –dijo-si las estrellas están encendidas a fin de que cada uno pueda encontrar la suya algún día.” (Pág. 60)

“-Hay que ser paciente-respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos. Pero, cada día, podrás sentarte un poco más cerca. […] Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres.” (Pág. 69)

“-Ve y mira nuevamente las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás para decirme adiós y te regalaré un secreto. […] He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. […] El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.” (Págs. 70 y 72)

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