Breve historia del libro y de las bibliotecas
Para
hablar de la historia del libro y de las bibliotecas hay que comenzar diciendo
que la palabra biblioteca viene del latín “liber/ libri” y del griego biblion (Biblion).
La
Unesco considera al libro y a la edición “como instrumentos privilegiados para cumplir
sus objetivos de promover la paz y la comprensión entre las diferentes
culturas, mediante la libre circulación de las ideas por la palabra y la
imagen.”
A
su vez, podemos distinguir los diferentes formatos, porque un libro tendrá 49
páginas o más, un folleto tendrá de 3 a 24 páginas y las hojas sueltas serán
solamente 1 o 2 páginas.
La
historia del libro comienza a forjarse con el período magdaleniense (15000-9000
a.C) donde se grababan en piedras los primeros grafismos geométricos y era
conocido como “petroglifos” (conmemorativo o ritual). Constaba de 24 signos que
nunca aparecían de la misma forma. Después, nos encontraremos con piedras o
estelas en forma cilíndrica o cuadrangular con inscripciones de carácter votivo
o funerario. Se realizaban en Egipto, Grecia, Roma, antiguo Oriente, Etruria y
Suramérica. Ej: Código de Hammurabi, Piedra de Rosetta.
En
las orillas del río Nilo, en Egipto, elaborado a partir de una planta acuática
se fue forjando el papito (del latín “papyrus” y del griego papupos). Además, proviene de un antiguo
término egipcio que significaba flor del rey. Comenzó a usarse mundialmente en
la época de Alejandro Magno.
El
papiro será sustituido por el pergamino, que estaba hecho de la piel de una res
u otro animal como la cabra, oveja, vaca o ternera para escribir sobre él. El
pergamino viene de Pérgamo y existe una leyenda sobre el rey Eúmenes II de
Pérgamo, que según Plinio el Viejo tenía un inmenso afán por emular la
biblioteca de Alejandría. Este tipo de papel era más flexible y sólido que el
papiro, se podía también raspar y borrar con más facilidad para eliminar lo
escrito, se podía escribir por las dos caras, el material era caro por su
escasez y el coste de la mano de obra.
Llegado
al papel, hay que decir que fue inventado en el norte de China, alrededor del
150 a. C. Se trata de una línea fina de celulosa y tardará más de 1000 años en
llegar a Europa por el celoso afán de mantenerlo en secreto. Después, los
árabes lo llevaron desde Fez (Marruecos) hasta España (Játiva, Valencia,
Alemania, Colonia). De Egipto fue llevado a Montefano, Venecia, Alemania y
Nuremberg. Desde Alemania fue llevado a Inglaterra y desde Inglaterra a Estados
Unidos.
La
invención de la escritura fue en el IV milenio a C. (hace unos 6000 años). Se
trataba de un sistema de signos para representar la palabra.
Primero
fueron los pictogramas (dibujos mnemotécnicos parecidos a lo que se
representaba), por otra parte, los ideogramas (iconos, imágenes o símbolos que
representan una idea o un ser), los fonogramas (letras que representan un
fonema). La escritura cuneiforme podía ser pictográfica, ideográfica o fonética
y fue inventada por los acadios (milenios IV y III a.C.) para poder memorizar
los negocios. Después se comenzó a usar para la redacción de contratos, para
temas jurídicos y para actividades religiosas y literarias. Se trabajaba en
formas de cuñas o incisiones, con un cálamo de caña o de hueso, el soporte era
la tablilla de arcilla y eran rectangulares, pero de diferentes tamaños.
En
el año 2800 a.C. los reyes delegaron en los escribas el poder absoluto sobre la
custodia de los libros. Los templos eran los depósitos para la administración
de la ciudad. En Mesopotamia se escribía en tablillas de arcilla, se dejaban
secar al sol para que se cociesen y después se escribía. Se identificaban por
el colofón (palabras con las que se comenzaba la obra) y se guardaban en cajas
de madera o cestos de mimbre a lo largo de las paredes de los palacios y eran
ordenados por materias (al igual que se hace actualmente). Las bibliotecas más
famosas fueron la de Nippur, la de Ebla y la de Asurbanipal.
En
el año 3150 a C. en Egipto aparece la escritura jeroglífica (pictogramas e
ideogramas), se escribía en columnas de arriba abajo y de derecha a izquierda,
en piedra o madera, en escritura demótica o hierética, en cálamo y tinta y en
papiros o en óstraca. Se hacían ofrendas, frescos funerarios, textos
religiosos, inscripciones, etc.
Como
he comentado, los tres tipos de escritura egipcia son:
- · Jerogífica: inscripciones de monumentos y decoración
- · Hierética: de sacerdotes y textos religiosos
- · Demótica: popular
Ej:
Tumba del rey escorpión I (es el más antiguo); El libro de los muertos
El
alfabeto fenicio viene de Fenicia, se trataba de un alfabeto consonántico, de
22 signos y la escritura era de derecha a izquierda. En estos momentos es
cuando la gente común empieza a escribir.
El
alfabeto arameo es, sin duda, la forma modificada del alfabeto fenicio
(precursor del árabe y hebrero modernos).
El
alfabeto griego existió después de lo que vino antes, un silabario para la
escritura, la lineal B (siglos XVI y XII a.C.), hay fragmentos conservados en
los dialectos arcado-chipriota y jónico-ático (micénicos). Ya el alfabeto
griego surge en el siglo X a.C. y es una variante del fenicio. Alejandro Magno
hizo del griego la lengua habitual de todo el mediterráneo oriental y comenzó
la “scriptio continua”, es decir, no dejaban espacios entre palabra y palabras,
los textos eran copiados por esclavos sin sueldo con un cálamo y las
bibliotecas dejan de ser patrimonio de los templos y pasan a ser bibliotecas
particulares.
La
biblioteca de Alejandría nace en el siglo III a C. de la mano de Tolomeo II y
fue una institución al estilo griego que llamó “museion” (templo de las musas)
y estaba dedicado a la enseñanza y a la investigación de los hombres sabios donde
se reunían, leían y discutían temas. La lectura se hacía en público, en voz
alta. Se cree que en la biblioteca había alrededor de 700.000 manuscritos.
La
biblioteca estaba dividida con el “serapeion”, un templo dedicado a Serapis
donde los libros sobrepasaron la capacidad y se tuvo que abrir otra dependencia
adicional. Los manuscritos se conservaban en habitaciones con nichos en forma
de manera o mimbre, los mejores manuscritos se untaban con aceite de lino. El
“sillybos” o “index” era una especie de etiqueta en la que se escribía el
título de la obra, muy parecido a lo que hacemos hoy en día con el tejuelo. La
“bibliotheke” era el receptáculo de madera donde se conservaban los libros, de
ahí viene el nombre de biblioteca. El serapeon era la biblioteca pública y la
principal era para los eruditos. Lo que hoy conocemos como campus universitario
ya existía entonces porque, aparte de la biblioteca existía un jardín, comedor,
sala de lectura, teatros para leer en público y salas de reuniones. Se hicieron
varios intentos de reunir todo el saber del mundo conocido. Se enviaron
mensajeros a comprar pieza en las ferias de libros de Rodas y Atenas. Todos los
barcos que visitaban Alejandría estaban obligados a entregar sus libros para
que se copiaran, los propietarios recibían una copia y los faraones se quedaban
con los originales para el museo. La colección de la biblioteca de Alejandría
estaba compuesta por autores griegos y no griegos, incluido el Antiguo
Testamente hebrero.
La
catalogación de todos los volúmenes vino de la mano de Zenódoto de Éfeso
(primer bibliotecario de Alejandría) y Calíaco. Los “pinakes” fue el primer
catálogo temático de la historia con rollos de papiro y pergaminos (volúmenes)
y hojas cortadas, es decir, tomos, que podían dividirse en parte o libros.
Se
hacían copias a mano de obras originales, eso eran las ediciones.
Llegó
a ser la depositaria de las copias de todos los libros del mundo antiguo y, por
primera vez, se hizo un arte de la edición crítica.
Existen
leyendas sobre la destrucción de la biblioteca, pero no hay hechos históricos,
es posible que fuera destruida por el emperador romano Aurelio o por un
terremoto.
En
1974, la Unesco hizo un proyecto de reconstrucción de la antigua biblioteca de
Alejandría. Se inauguró en 2002 con la sala de lectura más grande del mundo y
se digitalizaron importantes tesoros bibliográficos.
La
biblioteca de Pérgamo, en Asia Menor, fue abierta por Átalo I. Se construyó
alrededor de un templo en honor a Atenea. Plutarco dijo que había en ella unos
200.000 volúmenes y que llegó a rivalizar con la biblioteca de Alejandría. La
tradición atribuye a esta biblioteca el empleo del pergamino.
A
finales del siglo XIX se encontró un yacimiento de Oxirrindo (pequeño pueblo de
Egipto) y allí se encontraron miles de papiros. En algunos de ellos se hablaba
de la famosa biblioteca de Alejandría y daba una lista de nombres de varios
bibliotecarios y directores. Como Zenódoto de Éfeso (estableció el sistema
bibliotecarios para guardar los libros en orden alfabético), Apolonio de Rodas
(dio el nombre de “metafísica” a los textos de Aristóteles), Calímaco de Cirene
(pinakes), Eratóstenes de Cirene (hizo el primer mapa del mundo conocido),
Aristófanes de Bizancio (edición crítica de textos) y Aristarco de Samotracia
(realizó un método histórico-gramatical).
El
alfabeto romano es una variante occidental del alfabeto griego usado en Cumas
(colonia griega al sur de Italia). Adaptaron una variante de este alfabeto a
través de los etruscos para transcribir su idioma. Se escribía en mayúsculas,
letra capital, monumental, lapidaria o cuadrada.
En
el siglo I d.C. se utiliza el códice. El cristianismo elige este material, se
hacían anotaciones en los márgenes de los códices, la lectura era en voz alta y
se comienza a realizar la edición del libro. Las bibliotecas eran privaras o
creadas por algunos particulares. Julio César quiso crear una biblioteca en
Roma. En el año 377 ya existían en Roma 28 bibliotecas. En ella se contenían
toda la literatura latina inspirada en modelos griegos, no existía la propiedad
intelectual, los autores presentaban sus obras leyéndolas en público, los
libreros eran los editores y disponían de una taberna (tienda) donde vendían
los libros (taberna libraría). Se utilizaba la esticometría, es decir, se
contaba el número de líneas de cada obra para calcular el pago de los copistas.
Las bibliotecas eran del estilo de Catón y Cicerón, el “otium”, bibliotecas con
pórticos, salas de recreo, pinacotecas, jardines…
Comienza
el mecenazgo de la mano de Cayo Cilnio Mecenas, que era un noble romano y
consejero político de César Augusto. Este emperador fue un gran impulsor de las
artes.
Durante
la Edad Media (siglos V-XV) surgen las bibliotecas cristianas en Oriente y
Occidente. En los siglos V y VI, cuando el imperio romano está a punto de
desmoronarse se destruyen la mayor parte de los fondos bibliográficos.
En
los monasterios se realizaba la labor de copia por los monjes. Había una sala
con ventanales y debajo se situaban los pupitres (scriptorium), el “armarius”
se encargaba de que hubiera abastecimiento y corregía textos. El pergaminero se
encargaba de preparar el pergamino, el “scriptor librarius” era el copista, el
“rubricator” era el encargado de los títulos y las letras capitales, el
“iluminator” era el miniaturista y el “ligator” era el encuadernador.
Las
escrituras nacionales que existían:
- · Merovingia (Galia) para documentos diplomáticos
- · Lombarda (Italia) para libros de Italia
- · La visigótica (Península Ibérica) en cursiva y minúscula, mozárabe (por la invasión árabe). Esta escritura es muy importante gracias a los Beatos (comentarios al Apocalipsis de San Juan, obra de Beato de Liébana, es un códice ilustrado con miniaturas mozárabes)
- · Irlandesa: comienzo de la separación de palabras
- · Anglosajona
Las
glosas emilianenses eran pequeños libros que contenían glosas en romance que
algún monje debió escribir en los márgenes para facilitar la comprensión del
texto en latín. Se dice que son las primeras palabras escritas en castellano
(romance navarro-aragonés y lengua vasca). Ej: Monasterio de San Millán de la Cogolla
en La Rioja, Reino de Navarra.
Las
glosas silenses provienen del monasterio de Silos en Burgos, donde había una
importante biblioteca.
Llegó
la difusión del papel a través de los árabes. El libro cristiano más antiguo de
España es el Misal de rito toledano o mozárabe, conservado en el monasterio de
Silos.
Durante
el califato de Córdoba existieron diferentes tipos de bibliotecas:
- · Bibliotecas califales: Al-Hakam II en Córdoba, constituía de volúmenes traído de Alejandría y Damasco
- · Bibliotecas de las mezquitas: catálogo y clasificación temática
- · Bibliotecas particulares: bibliófilos árabes
Los
libros en las bibliotecas estaban encadenados.
Gutemberg
creó la imprenta donde buscaba una manera rápida e industrial de reproducir
libros. Edición de la Biblia de las 42 líneas, el incunable más perfecto que se
encuentra en Sevilla y en Burgos. La expansión de la imprenta se produjo en
1472 en España.
Todo
libro impreso durante el siglo XV recibía el nombre de “incunable” y tienen una
serie de características:
- · Carecen de portada
- · Falta de letras capitulares
- · Falta de divisiones del texto
- · No llevan pie de imprenta
- · Están foliados, pero no paginados
- · Impresos en gran tamaño
- · Falta de signos de puntuación
- · Uso exagerado de abreviaturas
- · Imperfección de los caracteres en algunos casos
- · Márgenes muy generosos
- · Papel muy grueso y defectuoso
- · Letra gótica para libros religiosos y letra romana para los clásicos
- · Se protegían con tapas de madera
Primeros
impresores en España: Juan Párix de Heildelberg en Segovia y Lambert Palmart en
Valencia, que realiza uno de los primeros incunables españoles. Les trober en lahors de la Verge Maria, que
es el primer libro literario impreso en España.
En
el siglo XIX gracias al auge de la prensa también hay un auge de las librerías
y bibliotecas. Ej: Librería Lello & Irmao (Oporto, Portugal).
Se
pone de moda las bibliotecas itinerantes y de préstamo contando con servicios
de extensión bibliotecaria, bibliobús y biblioteca central y sucursal.
Hay
bibliotecas en los centros de trabajo, en grandes almacenes, fábricas, sedes de
sindicatos.
BAE
(Biblioteca de Autores Españoles: reimprime las obras clásicas de la literatura
española.
En
España se construye la biblioteca de El Escorial que sustituye los antiguos
“pulpita” (pupitres) por las estanterías, los libros se clasifican
sistemáticamente en secciones de conocimientos.
En
el siglo XVIII, el siglo de las luces y de la ilustración y la razón humana
llena las nuevas instituciones culturales: academias, salones en casas nobles,
cafés donde se reunían para realizar tertulias literarias y librerías.
BIBLIOGRAFÍA:
- · ESCOLAR, Hipólito, Historia de las bibliotecas. Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1987
- · MARTÍNEZ DE SOUSA, José, Pequeña historia del libro. Barcelona: Labor, 1992
- · PÉREZ BUSTAMANTE MOURIER, Ana Sofía, Historia del libro y la lectura.
- https://rodin.uca.es/xmlui/handle/10498/20388
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