1921 Diario de una enfermera. Reseña crítica


1921. Diario de una enferma de Eligio R. Montero es una obra sobresaliente que te envuelve en el mundo de la inmejorable labor de las damas enfermeras de la Cruz Roja durante el desastre de Annual en Melilla. Se trata de una de las batallas más cruentas y sangrientas de los españoles en tierra hostil. Esta novela, de carácter epistolar, nos cuenta la historia de Laura, una joven madrileña de buena familia que se enamora de Javier, un joven soldado aviador. Sus padres se oponen a tal relación y mantienen su romance en secreto, pero de nada le sirve, ya que le darán un ultimátum a Laura y deberá de ingresar en la escuela de enfermeras y acabar el curso para tener el permiso de los padres con respecto a su relación con Javier. Pero una vez allí, Laura encontrará en la enfermería una labor que cada vez le entusiasma más, a la vez que conoce a sus amigas que la acompañarán en todas sus andaduras. Tras sacarse el curso con maestría, tendrá que viajar a Melilla junto con las otras damas enfermeras de la Cruz Roja para rescatar y sanar a los soldados. Una vez allí, se dará cuenta del horror de la guerra y de su total vinculación con su trabajo a la hora de salvar vidas. Allí conocerá a un soldado con el rostro vendado que no recuerda nada de su vida y con el que pondrá en duda sus sentimientos por Javier.


El autor de la obra nos destaca la labor de las que fueron las primeras mujeres enfermeras a cargo de la institución de la Cruz Roja que era presidida por la Reina Victoria. La cruz roja fue creada por la necesidad de crear un cuerpo de voluntarios para socorrer durante la guerra. Henry Dunant creó esta institución al haber sido testigo de las situaciones vividas durante la batalla de Solferino que tuvo lugar en Italia en 1859.  La mezcla de personajes fantásticos y reales como Carmen Angoloti y Mesa, duquesa de la Victoria, que fue famosa por ser la presidenta de las damas enfermeras y por ser la primera mujer que obtuvo la Gran Cruz del mérito militar, con distintivo rojo, por su labor atendiendo a los soldados. Aportó dinero y esfuerzo para la creación de hospitales de guerra tales como el Hospital San José y el Hospital Santa Adela. Contó siempre con la ayuda de la Reina Victoria, quien estaba sensibilizada con la pobreza y el horror de las guerras. Observó cómo era la sanidad en otros países para trasladarlo a España y mejorar los conocimientos y las prácticas de los médicos y enfermeras. Tanto llegó a esto que en 1915 se inició el Primer Curso Oficial de Enfermería. Otro personaje histórico al que hace alusión en la obra es a Fidel Pagés que fue un médico militar y que inventó la anestesia epidural para aliviar el dolor de los enfermos en la guerra del Rif.


A su vez, podemos observar que el autor hace numerosos guiños literarios de grandes obras de la literatura y otros temas tan contrarios como son los materiales que se usaban en la época para curar a los enfermos como la “mascarilla de éter” para adormecer y tranquilizar a los pacientes o temas de la jerga como los famosos “pacos” que eran los francotiradores rifeños conocidos así por el sonido del disparo de sus fusiles “pa” (disparo) y “co” (eco).
Esta obra está basada en cierto modo en la serie de Antena 3 llamada “Tiempos de guerra” pero no por ello llega a ser fiel a la serie, sino que el autor nos muestra otro camino en el mismo territorio.
Nos habla también de temas feministas a la hora de la degradación de la mujer en los manuales de enfermería como podemos ver en algunos momentos de la obra:
Contenga esa arrogancia y piense que, por su condición femenina y por el ambiente acomodado del que proviene, quizá no esté preparada para asimilar todos esos conceptos que dice querer saber. Mejor que se atenga a lo que puede hacer, señorita. La medicina no es un juego y, aun con la mejor voluntad de ayudar, se puede hacer mucho daño. Las enfermeras deben ir siempre por detrás del médico. […][i]



Más adelante nos habla de El consultor de la dama enfermera que se trataba del manual que toda enfermera debía llevar para instruirse en su labor, además de que añadía las cualidades que debía tener una dama enfermera (discreta, instruida, observadora y subordinada).
En definitiva, una obra llena de una historia que te atrapa, rodeada de personajes ficticios pero envuelta a su vez en un escenario que nos deja, sin lugar a duda, encogido el corazón para finalizar con un final que nos dejará sorprendidos.






[i] Eligio R. Montero, 1921. Diario de una enfermera, pág. 48.

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