Reseña sobre El caballero de la carreta de Chrétien de Troyes

Chrétien de Troyes es uno de los novelistas más importantes pertenecientes a la literatura medieval francesa, fue un autor muy original y la belleza de su escritura ha cautivado a lo largo de todos los tiempos. Las obras que se han conservado de él son: Erec et Enide; Cligès; Le Chevalier de la Charrette; Yvain ou le Chevalier au lion; Li contes del Graal.
Chrétien era su nombre de pila y “de Troyes” debió de ponérsele por haber nacido en Troyes, ciudad de Champagne. Debió de vivir entre los años 1135-1190. Los temas que trata en sus novelas son el amor, las tareas pertenecientes a un caballero, la defensa de los oprimidos, los torneos, las aventuras, la demostración de la valía y lo maravilloso. Muchos críticos han dicho que este autor fue un gran defensor del matrimonio ya que en todas sus obras alude a este tema y el final de ellas termina en boda aunque en el caso de El caballero de la carreta no es así.


El caballero de la carreta (1177-1181) es una obra breve con un prólogo de 23 versos en los que hace un panegírico a María de Champagne.  La obra es un ejemplo del famoso “amor cortés” que estaba tan de moda en la época. Era un amor extramatrimonial en el que el amado era sumiso y mostraba adoración a su amada y era capaz de darlo todo por ella. En el caso de Lancelot acepta subir a la carreta para salvar a la amada y así demostrar su “amor cortés” pero esto hará que pierda su honra ya que será acusado culpable de cometer adulterio con la esposa del rey Arturo, Ginebra. A pesar de este comportamiento adúltero, el autor dignifica al personaje, es un perfecto caballero y amante. Por su parte, el papel que vemos de Ginebra es el de mujer adúltera, humillada en un principio pero también con un tono despótico ya que piensa que Lancelot ha dejado a un lado su honor al no querer subir en un primer momento a la carreta. El caso del rey Arturo aparece en esta obra como un personaje demasiado bondadoso e incluso ridículo ya que se deja manipular por Lancelot cuando éste le dice que tiene en su poder a muchos de sus vasallos y no podrá ayudarlos, el rey Arturo no hace nada por aliviar esta situación y también sabe que es un esposo engañado. Además de esto, vemos también que hay una serie de juegos en los que se oculta información al lector ya que no conocemos de dónde aparece Lancelot al principio de la obra ya que llega a la carreta sin saber cómo ni dónde. No sabemos cómo conocía el rapto de la reina, luego muere él a caballo por cansancio y todas estas preguntas no reciben respuesta en ninguna parte de la obra.




En el artículo de Ana María Holzbacher “Chrétien de Troyes y el ciclo artúrico” añade una serie de puntos interesantes de la obra:
El rapto de la reina por el dios de los muertos y su liberación por el esposo (aquí será el amante), es un tema que encontramos ya en la mitología clásica (Orfeo y Eurídice) y en la cultura celta. En la tradición artúrica anterior a Chrétien, la reina Ginebra es ya un objeto de un rapto semejante. También hallamos este tema en el folklore bretón.  El tema del reino del que nadie vuelve (en la novela el País de Gorre), al que se accede aquí cruzando un río, recuerda los mitos de la antigüedad grecolatina, situados más allá de una barrera acuática, así en la descripción de los Campos Elíseos tal como aparece en la Odisea. La Atlántida corresponde también a este modelo, al igual que las Insulas Fortunatas, pero hay ejemplos de él en el mundo irlandés y galés, donde se sitúa también en una isla: la fabulosa isla de Avallon. El Puente de la Espada que permite, o mejor impide, el acceso País de Gorre. Se halla también en diversas visiones del otro mundo como el Espurgatoire Saint Patrice de María de Francia. La carreta, antes de convertirse en carreta de la infamia, parece haber sido en la mitología celta la carreta de los muertos, lo que explicaría la presencia del enano, personaje que en distintas leyendas se ve relacionado con las divinidades infernales.

Finalmente, como conclusión a la obra podemos destacar la opinión de los críticos que han llegado a pensar que se trata de una obra con fin religioso (cristianismo) en la que Lancelot reencarnaría la figura de Cristo y la carreta sería su cruz. Por lo tanto, el gran sentido de la obra sería la salvación de la humanidad que viene desenvuelta bajo el tema de la caballería.

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