Sobre Pedro Páramo de Juan Rulfo

            Para comenzar, voy a hablar acerca de la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo en la cual, a partir de esta novela surge un gran cambio dentro del mismo hilo narrativo, hay una estética distinta, y también en ella se ve reflejada en realismo mágico o lo real maravilloso. Al morir su madre, Juan Preciado parte a Comala en busca de su padre, Pedro Páramo, que no era sino un cacique que había impuesto su autoridad en dicha localidad, poco a poco va descubriendo quién era su padre realmente cuando va preguntando a la gente que se encuentra en Comala, pero que realmente no hay gente ya que están todos muertos. Mientras se va leyendo la novela el lector se va cada vez asombrando más de todas las cosas inexplicables con las que se encuentra tras ver que cuando Juan Preciado habla con alguna persona de Comala luego resulta que esa persona está muerta y debe de activar el mecanismo del pensamiento para averiguar realmente lo que está pasando, y darse cuenta de que Comala es  un lugar deshabitado.


“Nadie hay en la Media Luna para recordar a Pedro Páramo. Nadie vive en Comala. Todos están muertos pero todos le temen. Asesinado hace años, Pedro Páramo todavía es causa de temor. ¿Qué miedo es capaz de perdurar hasta entre los muertos? Y es que los muertos de Comala siguen vivos en su difunta eternidad y perduran con ellos el trajín del existir cotidiano, su antigua preocupación, iguales obsesiones a las que de vivos sintieron y provocaron. En esta muerte general, el miedo por el cacique aún late en el cadáver de todos. En la Media Luna, Pedro Páramo vivía y profesaba como un
nuevo tirano, repetía a tantos que han torcido la historia y a tantos personajes que la literatura ha buscado para sacar a la luz la parte oscura el alma humana. “Un rencor vivo” lo llama el arriero Abundio. Un temible rencor revestido de autoridad y poder. Imaginar la vida de Pedro Páramo obliga a lamentar la vida de sus paisanos. Pensar la vida de este personaje hostil a la vida, reacio al afecto por otro ser humano, vengativo, obliga a pensar la vida difícil de quienes lo conocieron. “Es, según yo sé, la pura maldad. Eso es Pedro Páramo”, dice Bartolomé San Juan, padre de la única mujer que el cacique amaba. Pero hasta el amor irreprimible por Susana San Juan se manifiesta
en Pedro Páramo de una forma irracional y convulsa; quizá como mera expresión de un apetito que consiguió reducir a enfermedad y locura la vida de la persona deseada. No extraña que Pedro Páramo asustara incluso muerto.”[1]
Rulfo en su novela, no nos explica nada de la revolución mexicana, sino lo que pretende es que el lector interprete que los personajes están muertos debido a dicha revolución y que quiere manifestar un pueblo lleno de sangre, de sufrimiento y de múltiples de violaciones sufridas de toda índole.
“En efecto, sea desde la perspectiva de la gente de tropa, desde la de los jefes y oficiales revolucionarios o desde la de los intelectuales,   la novela y la narrativa de la Revolución Mexicana presentan una serie interminable de barbaridades y bestialidades cuyo resultado final dista mucho de ser satisfactorio en lo referente a conquistas sociales. Saqueos, violaciones, ejecuciones sumarias, paisajes llenos de colgados se suceden en las páginas escritas -materialmente sobre las rodillas- por los autores de la Novela de la Revolución, quienes de alguna u otra forma coinciden en el hecho de que el  movimiento libertario fue traicionado, ante lo cual no dejan de externar su indignación y su rabia.”[2]


Esta novela está en el contexto de la Revolución Mexicana acaecida en 1910 y cuyos motivos eran poder lograr acabar con la dictadura. La literatura está inspirada en la revolución frustrada, las ideas fundamentales obedecen al programa mundonovista, y a la vez tienen el mismo estilo de denuncia y de posicionamiento ideológico visto en el indigenismo. Se trata de hacer un ejercicio de denuncia de ese frustrado mito en que se
convirtió la revolución. Ese ciclo trató el tema de la revolución que acabaría por triunfar, será la novela
mexicana la que nos cuente esta frustración de la revolución sangrienta y en la que se verán más víctimas y villanos que héroes. Está centrado en la antiépica de “los de abajo”, sus textos suelen ser amargas denuncias
y sangrientas expresiones del desencanto hacia una revolución que acabó por convertirse en lo que no quería ser. Mariano Azuela, en su novela Los de abajo que constituirá la primera novela del ciclo y a la que Rulfo tomará como referencia para realizar la suya. Rulfo modifica la realidad insertándola en las coordenadas míticas. Es un relato de fantasmas sin espanto ninguno, ya que es un testimonio de la revolución mexicana que plasmó la frustración del proceso histórico. Los personajes de Rulfo son los de abajo, pero reaparecen de la mano del proceso realista-mágico.
-No, yo preguntaba por el pueblo, que se ve tan solo, como si estuviera abandonado.
Parece que no lo habitara nadie.
-No es que lo parezca. Así es. Aquí no vive nadie.
-¿Y Pedro Páramo?
-Pedro Páramo murió hace muchos años.”[3]


Para continuar analizando la obra se puede apreciar que existe un entrecruzamiento de tiempos, espacios, voces, muertes y resurrecciones que van de la mano del Realismo mítico. Está determinado por el pensamiento azteca. En Comala todos están muertos, el pueblo está devastado, sólo queda destrucción, el
personaje principal Juan Preciado es México, se ha convertido en el lugar de los muertos de la mitología azteca. Es un relato escrito desde la causalidad mítica o mágica, obligan al lector a creer esto, además el lector tiene que buscar sus propias herramientas para averiguar que todos están muertos.
“-No están ustedes muertos?-les pregunté.
Y la mujer sonrió. El hombre me miró seriamente.
-está borracho[4].- dijo el hombre.
-solamente está asustado-dijo la mujer.”
“-¿De quién se trataba?
-es gente que no conozco.
-no tienes pues por qué apurarte. Fulgor. Esa gente no existe.”[5]
Aquí en cambio no sentirás sino ese olor amarillo y acedo que parece destilar por
todas partes. Y es que éste es un pueblo desdichado; untado todo de desdicha. []
Somos infortunados por estar aquí, porque aquí no tendremos salvación ninguna. Lo
presiento.”[6]


En estos párrafos que acabo de citar se ve claramente lo que he explicado anteriormente, el hecho de que en Comala nadie vive a causa de la revolución mexicana y que es un pueblo desierto, que todos los personajes están vivos y se mezcla la vida y la muerte, Juan Preciado va hablando con unos personajes y otros a la vez que se da cuenta de que su padre no era quien él pensaba. Se da cuenta de que con los personajes con los que habla Dorotea, Fulgor, Bartolomé San Juan, Susana San Juan, doña Eduviges están muertos, pero a la vez siguen vivos porque su voz sigue sonando, una voz que jamás podrá acallarse.
“La técnica de la muerte permite el aspecto irracional de la narración. Juan Preciado —personaje vivo— se introduce en un mundo de muertos, con los que «convive», de manera que, al conversar con ellos, reconstruye los episodios en forma legendaria. Así, esta técnica permite la posibilidad
de hablar o pensar sin seguir una línea lógica. Es la muerte la que otorga esta libertad, no sólo del autor, sino del lector, quien tiene que intervenir con su interpretación.”[7] “Para Rulfo, la mayor hazaña moral de los hombres de esta provincia y este campo, es la creación de un habla llena de sugerencias, vivificadora de arcaísmos, enormemente expresiva, ordenadora de la psicología, parte incluso del mobiliario. Y el habla rulfiana es el hilo que va resumiendo, con la sabiduría de los refranes milenarios que recién se inventan, el cierre de las posibilidades agrarias, la miseria, el aislamiento geográfico, los caciques, el abandono del Centro, la ausencia de conocimientos técnicos, las supersticiones, el fanatismo, el encierro y la humillación de las mujeres. Es un habla normada por la desesperanza, porque quedarse allí, en el pueblo o en la región, no es sólo padecer la fatalidad, sino encarnarla, ser a la vez la víctima del determinismo y el destino ciego. El infierno no únicamente son los demás. Ya descansaremos bien a bien cuando estemos vivos.”[8]
“El tratamiento de los personajes y los acontecimientos es estrictamente fenomenológico —comenta Luis Harss—; estamos en un mundo de efectos sin causas, de sombras sin substancia». Pedro Páramo es la crónica elíptica, densa e intensa, de la vida de un cacique muerto, reelaborada a través de los chismes, los recuerdos, los cuchicheos recogidos por Juan Preciado, uno de los hijos del cacique: «Allí, donde el aire cambia el color de las cosas, donde se ventila la Claude Fell XXIII vida como si fuera un puro murmurar, como si fuera un puro murmullo de la vida». Los personajes de Rulfo no dejan de hablar, pero cada uno lo hace de manera precisa y lacónica. El propósito último del autor ha sido «caer en la simpleza total». Pero este rigor dialectal está puesto al servicio de la representación de los fantasmas y de las supersticiones, de los grandes pánicos del inconsciente
colectivo habitado por la obsesión fundamental de la culpa que, según Rulfo, agobia a la especie humana y le inspira, a él, su estética literaria.”[9] Como vemos, la obra se divide en diversas historias que se van entrelazando unas con otras y con saltos cronológicos en el tiempo y debido a ello, el lector debe estar muy atento para no perderse y lograr captar el significado que Rulfo nos quiso indicar con esta novela.
Uno de los recursos estilísticos utilizados en la novela es la interpolación, es decir, la utilización de incluir determinados pensamientos y recuerdos de los personajes y esto, a la vez, presenta una unidad narrativa. Funciona como un discurso completo pero el autor ha decidido cortarlo y soltarlo en diversos lugares de la obra, es decir, que comienza hablando de un tema o de un personaje, luego pasara a otra cosa pero después volverá a realizar otro salto cronológico para volver a lo mencionado anteriormente.
[…]la frontera entre la vida y la muerte. Lo menos relevante es que el lector se encuentre con personajes muertos que actúan como si estuvieran vivos- desde la época clásica la literatura ha recreado el mundo de la muerte-, sino que lo que inquieta es la dificultad para situar a los personajes a un lado u a otro de la frontera”.[10]


También en la novela aparecen dos espacios simbólicos, el de la vida y la muerte, pero, además de esto, aparece un pueblo bello, hermoso, visto a través de los recuerdos de los personajes, y, por otro lado, se ve un pueblo calcinado semejante al infierno que es el que ve Juan Preciado al llegar a Comala y ver el pueblo desierto, feo y triste. Por medio de la violencia, a través de Pedro Páramo vemos como se ve al cacique que
es el causante de la destrucción de Comala. Como vemos, Juan Preciado inició el viaje con una ilusión, que era la ilusión de encontrarse con su padre y conocerlo, pero a menudo que va hablando con los personajes y viendo la realidad de Comala va perdiendo esa ilusión que tenía al principio de la novela, empieza a entender que el mundo que ansiaba no existe, y esto, simbólicamente, quiere decir que la pérdida de la ilusión le conduce a la muerte. Para concluir, voy a citar un párrafo del prólogo que yo he seguido para realizar mi
informe en el que además de lo comentado anteriormente, se puede ver un pequeño resumen de lo que Rulfo pretendió conseguir con la novela.
“Rulfo nos ha dejado una imagen del hombre acosado por antiguos atavismos, abandonado a su soledad en medio de un mundo hostil. Es la radiografía de unas tierras, las de Jalisco, en las que apenas se vislumbra la esperanza. Es, en definitiva, una proyección de lo difícil que resulta la existencia humana. El paraíso parece inalcanzable, sólo queda la nostalgia de haber estado alguna vez cerca de él. Rulfo ha mirado a su alrededor y sólo ha podido describir el camino hacia el infierno, el viaje de unos hombres que bajo el peso de una cruz, de la que no son culpables, apenas levantarán la voz para quejarse. Rulfo nos ha mostrado la soledad del hombre”.[11] Para terminar de explicar las claves del Realismo mágico que vemos en la novela podemos decir, como dice en la introducción a su novela:
“[…] tratan de encontrar los símbolos míticos que en la novela se reflejarían en la búsqueda del centro cósmico, donde se renace a otro estado de ser y, por lo tanto, existiría la posibilidad de crear un hombre nuevo. Para llegar a ese centro, simbolizado en la casa de los hermanos, Juan Preciado ha de sufrir una serie de pruebas iniciáticas. Su viaje tendría dos sentidos: su propia identificación (lo que Jung denomina “simbolismo de trascendencia”) y la apertura hacia lo absoluto, el reencuentro con el lugar de origen.”










BIBLIOGRAFÍA

·         “Juan Rulfo, esta es mi muerte” en  Pedro Páramo de Juan Rulfo.

·           Mata, Oscar, 2001, "La revolución mexicana escrita con mirada de niña".

·         RULFO, Juan, Pedro Páramo, Madrid, Cátedra Mil Letras, 2009.

·         MARTÍNEZ, Pilar, “Técnica de la muerte en la crónica mítica de Rulfo”, McMaster University, Hamilton, Ontario (Canadá).

·         MONSIVÁIS, Carlos, “Juan Rulfo: declaración de bienes”, Texto leído antenoche en el Palacio de Bellas Artes en la apertura del Homenaje Nacional a Juan Rulfo.
La Jornada, 5 de mayo de 1996.
·           FELL, Claude, “Introducción a la narrativa de Rulfo”.




[1]“Juan Rulfo, esta es mi muerte” en  Pedro Páramo de Juan Rulfo, URL:
<< www.lavanderablanca.com  >> consulta realiza el 19/05/2012
[2] Mata, Oscar, 2001, "La revolución mexicana escrita con mirada de niña" en Espéculo. Revista de estudios literarios, Universidad Complutense de Madrid, 2002.
[3] RULFO, Juan, Pedro Páramo, Madrid, Cátedra Mil Letras, 2009, págs.69.
[4] RULFO, Juan, Pedro Páramo, Madrid, Cátedra Mil Letras, 2009, págs.107.
[5] Op.Cit. págs. 123.
[6] Op.Cit. págs.140.
[7] MARTÍNEZ, Pilar, “Técnica de la muerte en la crónica mítica de Rulfo”, McMaster University, Hamilton, Ontario (Canadá), AIH. ACTAS VIII (1983), Centro Virtual Cervantes.
[8] MONSIVÁIS, Carlos, “Juan Rulfo: declaración de bienes”, Texto leído antenoche en el Palacio de Bellas Artes en la apertura del Homenaje Nacional a Juan Rulfo. La Jornada, 5 de mayo de 1996.
[9] FELL, Claude, “Introducción a la narrativa de Rulfo”.
[10] RULFO, Juan, Pedro Páramo, Madrid, Cátedra Mil Letras, 2009, págs. 28.
[11] Op. Cit. Págs. 36.

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