Sobre El reino de este mundo de Alejo Carpentier

Para comenzar, voy a hablar de la que se trata la primera novela considerada del realismo mágico de Alejo Carpentier, ya que su primera novela Écue-Yamba-O fue, considerada por él mismo, como una especie de procesamiento, de fabricación de un proceso que no estaba del todo terminado, era el inicio de algo que todavía no estaba formulado y que no tenía un programa ideológico establecido del todo. Con El reino de este mundo conseguirá afianzar ese programa y en esta novela se verán todas las
ideologías del autor de lo que él llamó “Lo Real Maravilloso”. En el prólogo a su novela ya nos va diciendo algunas de estas claves: “Me vi llevado a acercar la maravillosa realidad recién vivida a la agotante pretensión de suscitar lo maravilloso que caracterizó ciertas literaturas europeas de estos últimos treinta años”.[1] Con esto quiere presentar su programa, diferenciar lo maravilloso que se entiende en
Europa como algo que no es veraz, ni verosímil, algo que  no es como los cuentos fantásticos y, además, el pensamiento europeo clasificaba muchas de las costumbres hispanoamericanas como fantásticas e inverosímiles, cuando en realidad, no era así. Carpentier quiere darnos a conocer este mundo, y que diferenciemos de esa literatura fantástica como el Amadís de Gaula o los libros artúricos de estas que son reales, que muestran la vida cotidiana de los haitianos y por extenso, de toda Hispanoamérica, diferenciar de ese pensamiento europeo la realidad que era maravillosa pero que era real a pesar de ese pensamiento europeo que tiende a pensar que no. Lo que pretende el realismo mágico es presentar la epistemología occidental, el racionalismo, la lógica, la causalidad aristotélica, lo real-verosímil y el modo de representación realista que caracteriza a lo occidental con el mundo mágico caracterizado por la epistemología ancestral, salvaje, primitiva, el i/a-racionalismo, pensamiento mágico-religioso, el pensamiento a-lógico (otro logos), la causalidad mágica o mítica (otra), lo maravilloso, insólito o inverosímil y el modo de representación, es decir, el realismo de otra realidad. Pretende unir esos dos mundos y presentarlos conjuntamente para que formen ese realismo mágico.


“Confirmamos que Carpentier determinó desde su Prólogo mismo una forma específica de lectura, un “contrato de lectura” que acredita de buena manera al género novela; es consustancial con ella y un aspecto que también involucra a la novela histórica actual según lo ha planteado Pons (1996). Dicho de otra forma, el autor induce conscientemente al lector hacia un destino predeterminado, lo manipula con sutileza hacia una forma de interpretar su texto, se lo presenta como algo creíble y, por qué no, verificable en archivos y libros de historia. La relación dialógica que se establece entre el Prólogo y el texto de la novela es evidente. Responden a una época de cambios y transformaciones continentales; nos referimos a los años cincuenta y como Sánchez Molina (1997) lo entiende, en ese momento se está modificando la forma de hacer literatura. Carpentier fue corresponsable en dicha transición y así lo hace ver Fernando Aínsa Amigues (1995) quien afirma que Jorge Luis Borges, Carlos Fuentes y Augusto Roa Bastos fueron parte importante en la configuración de la nueva novela histórica, pero es Carpentier quien ostenta el mérito como “iniciador” de la renovada narrativa continental, expandida luego por el mundo.”[2]
Son dos categorías literarias tradicionalmente distintas, son oxímoros aparentes, pero él destaca que no se inventa nada, todo lo que cuenta ha ocurrido realmente. El realismo mágico es una realidad hispanoamericana, estamos ante una vanguardia que ya se está preocupando por cuestiones más humanas. Insistirán en que no quieren hacer surrealismo, no es una construcción de lo maravilloso, nada inventa pero habría que ncontrar la fórmula de hablar de esa realidad que era maravillosa.
“Alejo Carpentier hereda sus aspiraciones del movimiento surrealista, y llega a lo real maravilloso a partir de un análisis que parte del surrealismo. Por encima de las contradicciones y errores del movimiento, la vivencia europea le concede al artista la capacidad de captar la maravilla americana que antes le fuese imposible vislumbrar. Lo maravilloso, por su condición de cotidianidad, porque pertenece a una vivencia diaria, se hace imperceptible, transparente, y amerita del ojo que observa desde la distancia, ajeno, sensibilizado, para hacerse visible. El surrealismo le da las pautas, le abre los ojos a Carpentier, incita en él la búsqueda de lo maravilloso y lo primitivo que finalmente va a ser hallado en América. El mismo Carpentier observa: "Lo maravilloso comienza a serlo, de manera inequívoca, cuando surge de una inesperada alteración de la realidad (el milagro), de una revelación privilegiada de la realidad, de una iluminación inhabitual o singularmente favorecedora de las inadvertidas riquezas de la realidad, de una ampliación de las escalas y categorías de la realidad, percibidas con particular intensidad en virtud de una exaltación del espíritu que lo conduce a un modo de "estado límite"'. Esta es la revelación carpenteriana, una relevación surrealista a partir del movimiento surrealista.”[3]
“Partiendo de la acertada apreciación de González Echevarría, este estudio pretende aportar un aspecto que no ha sido estudiado en El reino de este mundo, la obra de Carpentier utiliza la metáfora del cuerpo político del estado, hermanado con el carnaval, para la composición de los ciclos de alternancia de poder que conforman suobra.2 Indirectamente, también mantendremos que Carpentier abre su discusión sobre la posibilidad de una revolución marxista en la América Latina por medio de la metáfora del carnaval. La tradición europea del carnaval se articula sobre la metáfora.”[4]


Para ejemplificar las transformaciones de Mackandal se puede ver claramente en un fragmento de la novela:
“ Y Mackandal, transformado en mosquito zumbón, iría a posarse en el mismo tricornio del jefe de las tropas, para gozar del desconcierto de los blancos. Eso era lo que ignoraban los amos; por ello habían despilfarrado tanto dinero en organizar aquel espectáculo inútil, que revelaría su total impotencia para luchar contra un hombre ungido por las grandes Loas.”[5]
“Muestra cómo él mismo se adentra en el mundo de lo real-maravilloso para indagar sobre los arquetipos que revive en el cuerpo del relato. De aquí que nos hable de Mackandal como “fe colectiva” del pueblo, anticipando cómo el personaje representa la vigencia de la utopía: la utopía de la liberación,5 “a una convencida aspiración del hombre a un modelo de sociedad más justo, y enriquecedor en todos los sentidos, que habrá de ser forjado a partir de profundos cambios operados en el actual” (Velayos 96). También en el prólogo menciona los “increíbles empeños” de Henri Christophe por crear “una autopía” como alegoría en su personificación de la historia, no sólo de Haití sino por extensión, de la historia común latinoamericana: “Henri Christophe [...] se nos presenta como modélico precursor—ya en el primer país latinoamericano que conquista la independencia—de las oleadas de dictadores que sucesivamente asolarán este continente” (Velayos 33). Ambos personajes se debaten en su búsqueda tanto “utópica como autópica.” Carpentier comparte con ellos un ansia de indagación que le lleva, a que como autor, sea parte de la propia utopía al recrear la narración como alegoría histórica de lo real-maravilloso.”[6]


Lo maravilloso es todo lo que se salga de la norma, una realidad llena de cosas buenas y horribles, existe una necesidad de trasladar a la literatura una realidad maravillosa, sin dejar nada fuera. Se trata de hacer referencia a una actitud narrativa, que se ofrezca una visión de la realidad. Funde las dos formas tradicionales la realista y la irrealista o mágica, que se confundan esos dos planos y con toda naturalidad convivan lo más insólito, lo más inexplicable. Se sigue viendo la creencia persistente de los haitianos en Mackandal, esto quiere decir que a pesar del proceso de aculturación no perdieron su cultura por completo:           
 “Ante tantas inmoralidades, los esclavos de la hacienda de Lenormand de Mezy seguían reverenciando a Mackandal. Ti Noel transmitía los relatos del mandiga a sus hijos, enseñándoles canciones muy simples que había compuesto a su gloria, en horas de dar peine y almohaza a los caballos. Además, bueno era recordar a menudo al Manco, puesto que el Manco, alejado de estas tierras por tareas de importancia, regresaría a ellas el día menos pensado”.[7]
Uno de los personajes importantes en la novela es la figura de Paulina Bonaparte que se trata de una mujer que representa una figura histórica ya que es duquesa de Guastalla y es la hermana de Napoleón, ella aparece muy poco en la novela pero se considera un personaje importante ya que ella misma representa la condición de transculturación entre las dos culturas, la africana y la europea.
“Desde el momento de embarcar, Paulina se había sentido un poco reina a bordo de aquella fragata cargada de tropas que navegaba ahora hacia las Antillas, llevando en el crujido del cordaje el compás de las olas de ancho regazo. Su amante, el acto Lanfort, la había familiarizado con los papeles de soberana, rugiendo para ellos los versos más reales de Bayeceto y de Mitríades. […] Los había de una espléndida traza, y Paulina, buena catadora de varones, a pesar de su juventud, se sentía deliciosamente halagada por la creciente codicia que ocultaban las reverencias y cuidados de que era su objeto.”[8]


En este fragmento que acabo de citar se ve claramente la actitud de erotismo y altanería de Paulina Bonaparte.
“En la novela, se evidencia la fama de una Paulina histórica erótica, y su tangencial adicción a los baños en relación con su sirviente negro, Solimán. En la obra de Carpentier, de hecho, Solimán es, «antiguo camarero de una casa de baños» (81). En los documentos del «archivo del chisme» hay muchas habladurías en cuanto a relaciones íntimas de la hermana de Napoleón con negros de la isla. Muchos de estos rumores mencionan en particular a un tal «Paul» o «Rode» que la ayudaba con sus baños. En la siguiente referencia, Fleischman discute la manía de Paulina de bañarse, su actitud exhibi-cionista y su relación con un criado negro. Inclusive cita directamente a Paulina:Por otra parte, faltan por ser examinadas algunas otras características suyas, que nos serían de gran ayuda a la hora de definir su psicología y de formarnos una idea acerca de su neurosis histérica –su deseo de que la vi- citaran hombres cuando se estaba bañando, por ejemplo. Hemos encontrado esta nota suya a Forbin: «Estoy haciendo arreglos que le permitan venir a mi baño y permanecer todo el tiempo que yo esté allí» ...Ella era llevada a sus baños de leche... por un negro que estaba a su servicio, llamado Paul o Rode, no sé bien el nombre... (Fleischman 193).Fleischman hace referencia al negro sirviente y a las inquietudes de Paulina por la blancura de su piel. Es evidente que, después de su estancia en Saint-Domingue, Paulina intentó recuperar el color marfileño de su cuerpo con estos baños de leche. De hecho, en cuanto a la salud y la piel de Paulina después de su estadía en Haití, Ortzen relata que:El clima tórrido de Haití y la angustia por la enfermedad de su esposo le costaron caro. Se le formó una úlcera en una mano, rebelde a todos los tratamientos médicos. Y más aún, el pelo comenzó a caérsele, y su bellísima tez se arruinó con el fuerte sol tropical, lo que fue desastroso para su espíritu. Era, realmente, digna de lástima.(65)”[9]
Más adelante, Carpentier quiere reflejar el mundo de negros en el que se envuelve Ti Noel:
“Pero lo que más asombraba a Ti Noel era el descubrimiento de que ese mundo prodigioso, como no lo habían conocido los gobernadores franceses el Cabo, era un mundo de negros. Porque negras eran aquellas hermosas señoras, de firme nalgatorio, que ahora bailaban la rueda en torno a una fuente de tritones; negros aquellos dos ministros de medias blancas, que descendían, con la cartera de becerro debajo del brazo, la escalinata de honor; negro aquel cocinero…[10]
Una de las claves fundamentales de la novela podemos verlas en el párrafo que voy a citar a continuación, se habla de la presencia de la música en la novela, que no es sino otra cosa que su manera de manifestarse en contra de la esclavitud, de las humillaciones sufridas, pero el otro pensamiento, el occidental era incapaz de comprender esto:
“Los esclavos tenían, pues, una religión secreta que los alentaba y solidarizaba en sus rebeldías. A lo mejor, durante años y años, habían observado las prácticas de esa religión en sus mismas narices, hablándose con los tambores de calendas, sin que él lo sospechara. ¿Pero acaso una persona culta podía haberse preocupado por las salvajes creencias de gentes que adoraban una serpiente?”.[11]
Al final de la obra y para concluir, el autor quiere descubrirnos ese mundo, añade que no hay ningún tipo de mandamientos en su religión, lo que se procura es ofrecer soluciones a problemas individuales y modernos, no hay reino de los cielos, el reino está en este mundo, carecen de dioses malos, no existe ningún paraíso, el paraíso ha de conquistarse en este mundo para superar las dificultades cotidianas y asegurar su bienestar. Los antepasados son los que tienen la misión de proteger la sociedad y propiciar la justicia social.
Se sintió viejo de siglos incontables. Un cansancio cósmico, de planeta cargado de piedras, caía sobre sus hombros descarnados por tantos golpes, sudores y rebeldías. Ti Noel había gastado su herencia y, a pesar de haber llegado a la última miseria, dejaba la misma herencia recibida. Era un cuerpo de carne transcurrida. […] Pero la grandeza del hombre está precisamente en querer mejorar lo que es. En imponerse Tareas. En el Reino de los Cielos no hay grandeza para conquistar, puesto que allá todo es jerarquía establecida. […] por ello, agobiados de penas y de Tareas, hermoso dentro de su miseria, capaz de amar en medio de las plagas, el hombre sólo puede hallar su grandeza, su máxima medida en el Reino de este mundo”.[12]
Como dice Alejo Carpentier en el prólogo a lo novela y a partir de ahí se ven las claves del Realismo Mágico en ella:
“En él se narra una sucesión de hechos extraordinarios, ocurridos en la isla de Santo Domingo, en determinada época que no alcanza el lapso de una vida humana, dejándose que lo maravilloso fluya libremente de una realidad estrictamente seguida en todos sus detalles. Porque es menester advertir que el relato que va a leerse ha sido establecido sobre una documentación extremadamente rigurosa que no solamente respeta la verdad histórica de los acontecimientos, los nombres de personajes-incluso secundarios-, de lugares y hasta de calles, sino que oculta, bajo su aparente intemporalidad, un minucioso cotejo de fechas y de cronologías”.[13]
BIBLIOGRAFÍA

·         CARPENTIER, Alejo, El reino de este mundo, Madrid, Alianza Editorial, 2011.

·         RODRÍGUEZ SANCHO, Javier, “Alejo Carpentier. Nueva novela histórica e identidades en El reino de este mundo” en Revista InterSedes.

·           CORREA MACHADO, Adriana, “Lo real, lo surreal y lo maravilloso en Alejo Carpentier” en Universalia (Revista de la Universidad Simón Bolívar, nº 12, 1995).


·           VÉLEZ-SAINZ-Julio, “El cuerpo político: carnaval, corporeidad y revolución en El reino de este mundo de Alejo Carpentier” en Revista de crítica literaria latinoamericana, año XXXI, nº 62, Lima-Hanover, 2do. Semestre de 2005, pp. 181-193.

·           MUÑOZ-BASOLS, Javier, “Sangre, tambores y vudú: convergencia del prólogo y la narración como alegoría de lo real-maravilloso en El reino de este mundo “Primavera 2003, Universidad de Pennsylvania, Universidad de Zaragoza.

·         WILLIS, Ángela, “Paulina Bonaparte en El reino de este mundo de Alejo Carpentier”.






[1] CARPENTIER, Alejo, El reino de este mundo, Madrid, Alianza Editorial, 2011, págs. 7.
[2] RODRÍGUEZ SANCHO, Javier, “Alejo Carpentier. Nueva novela histórica e identidades en El reino de este mundo” en Revista InterSedes.
[3] CORREA MACHADO, Adriana, “Lo real, lo surreal y lo maravilloso en Alejo Carpentier” en Universalia (Revista de la Universidad Simón Bolívar, nº 12, 1995).
[4] VÉLEZ-SAINZ-Julio, “El cuerpo político: carnaval, corporeidad y revolución en El reino de este mundo de Alejo Carpentier” en Revista de crítica literaria latinoamericana, año XXXI, nº 62, Lima-Hanover, 2do. Semestre de 2005, pp. 181-193.

[5] CARPENTIER, Alejo, Madrid, Alianza Editorial, 2011, págs.51.
[6] MUÑOZ-BASOLS, Javier, “Sangre, tambores y vudú: convergencia del prólogo y la narración como alegoría de lo real-maravilloso en El reino de este mundo “Primavera 2003, Universidad de Pennsylvania, Universidad de Zaragoza.
[7] CARPENTIER, Alejo, El reino de este mundo, Madrid, Alianza Editorial, 2011, págs.59.
[8] CARPENTIER, Alejo, El reino de este mundo, Madrid, Alianza Editorial, 2011, págs.80-81.
[9] WILLIS, Ángela, “Paulina Bonaparte en El reino de este mundo de Alejo Carpentier”.
[10] CARPENTIER, Alejo, El reino de este mundo, Madrid, Alianza Editorial, 2011, págs.102.
[11] CARPENTIER, Alejo, El reino de este mundo, Madrid, Alianza Editorial, 2011, págs. 71.
[12] CARPENTIER, Alejo, El reino de este mundo, Madrid, Alianza Editorial, 2011, págs.156.
[13] CARPENTIER, Alejo, El reino de este mundo, Madrid, Alianza Editorial, 2011, págs.14.

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