Sobre El Cortesano de Baldassare Castiglione
Baldassare
Castiglione fue un noble cortesano, diplomático y escritor italiano cuya vida
transcurrió desde su nacimiento el 6 de diciembre de 1478 y su muerte el 2 de
febrero de 1529.
Una
de las pretensiones más importantes eran el honor y la honra, el honor que se heredaba de
padres a hijos, era una herencia noble y por el contrario, la honra se consigue
por métodos de uno, podía serlo cualquier
ciudadano que lo merezca. Estos
conceptos de honor[1] y honra[2] van a
estar muy presentes en esta obra y serán muy importantes
para formar al perfecto cortesano. Todo lo dicho
se plasma en la literatura de la época y Castiglione lo reflejará también en El cortesano cuyas intenciones son reflexionar sobre cuáles son las
actitudes y cometidos que debe de tener un perfecto cortesano. El
conde Ludovico de Canossa acepta el cargo de perfecto cortesano y añade que
para ser cortesano ha de ser de buen linaje, es
decir, que los cortesanos debían pertenecer a una clase alta, no podía serlo cualquier ciudadano
y además de esto ha de saber luchar, manejar bien las armas y además no alabarse de ello.
En esto se puede reflejar la importancia que tenían los escritores de la
antigüedad para el pensamiento renacentista, es decir, el renacimiento bebe de la cultura de la antigua
Grecia y Roma, se siguen los modelos de los escritores pertenecientes a dicha
época, tales como Jenofonte, que en este caso había considerado la caza como una preparación de la
guerra, por lo tanto, toman el pensamiento de la antigüedad que es imprescindible para una persona
distinguida saber acerca del manejo de las armas. Con
respecto al hablar y al escribir el
perfecto cortesano debía huir de la
afetación[3] y se toman como modelos a Petrarca, Boccaccio,
Virgilio y Homero. El conde añade que las reglas que
sirven para el hablar han de servir también para el escribir. También éste cortesano ha de ser
ornado en el ánima, es decir, en el alma y en el cuerpo, es prescindible en lo perteneciente a la
música como el saber cantar y utilizar diversos instrumentos[4] “Platón y
Aristótil quieren que el mancebo, para criarse bien, sea instruido en la música”. O también señala a Licurgo que fue un
legislador espartano que consideró que la música podía educar a los ciudadanos.
Asimismo, le conviene conocer y
entender el gran arte de pintar y se debate sobre qué arte tiene mayor artificio si el de la
pintura o el de la escultura, “Respodió Juan Christóphoro: Yo, señora, tengo por opinión que la
esculptura es de mayor trabajo, de mayor arte y de mayor divinidad que la pintura. Respondió a
esto el conde: [...]Y aún quizá os parece que la ecelencia del pintar que conocéis en
él sea tan estrema que la del esculpir no pueda en ninguna manera subir a tan alto grado; mas esta
perfición pensá que no es del arte, sino de un maestro.[5] En
el segundo libro habla miser Federico, éste caballero piensa que el cortesano
debe usar buenas cualidades y hacer las cosas
convenientes, en primer lugar, se cuestiona como ha de ser la conversación del cortesano
con el príncipe y con otras personas, “ [...] Cuando fueres convidado en alguna boda, asiéntate
en el lugar más baxo, porque viniendo aquel que te hubiere convidado , te diga, amigo,
subíos acá más arriba, y así con estas palabras quedarás honrado en presencia de los otros que allí
estuvieren.”[6]
En este caso se vuelven a repetir los valores de la honra. También
se discute sobre cómo debe conversar el cortesano con personas que sean iguales que él, “quiero que nuestro
cortesano sea ataviado y primo en el vestir, y tenga una moderada diligencia en aderezarse, de
tal manera que no sea mujeril ni vano, ni decline más a una cosa que a otra, como vemos
muchos que tienen tanto cuidado del cabello, que se descuidan de los demás[...]”[7] Además se opina acerca del hecho de
que cómo el cortesano debe decir las gracias para hacer reír y sobre las maneras y
fundamentos de las burlas que suelen hacer los amigos unos a otros. En
el tercer libro, la Duquesa le da el cargo a Julián de formar una perfecta Dama
con las cualidades que se le han encomendado al
perfecto cortesano, “ [...] con una dulzura mujeril en su gesto, que la haga en el andar,
en el estar y en el hablar, siempre parecer mujer, sin ninguna semejanza de hombre [...]
muchas virtudes del alma son necesarias en la mujer como en el hombre; y así lo son
también la nobleza del linaje, el huir de la afetación, el tener gracia natural en todas sus cosas, el ser de
buenas costumbres, ser avisada, prudente, no soberbia, no envidiosa, no
maldiciente, no vana, no revoltosa ni porfiada, no desdonada [...] de la
hermosura se ha de hacer otra cuenta, porque es mucho más necesaria en la Dama
que en el Cortesano [...] ser buena y discreta,
saber regir al hacienda del marido, y la casa y los hijos si fuere casada, y todas aquellas partes
que son menester en una señora de su casa, digo que la que anda en una corte o en otro lugar
donde se traten cosas de gala, paréceme que de ninguna cosa tenga tanta necesidad como de una
cierta afabilidad graciosa [...]”[8] Quieren
que la dama sepa acerca de temas tales como las letras, música, pintura al igual que el Cortesano, además buscan hechos
notables en las mujeres de la historia para poner en contra razones del Frigio y de Gaspar Pallavicino acerca de
la Dama, se nombran
personajes tales como: Juana III de Aragón y
su hija Juana IV, la reina de Ungría Beatriz , la duquesa Isabel de Aragón, Isabel la marquesa
de Mantua quien fue una gran protectora de las artes y de las letras, Leonor de Aragón... Asimismo,
se debate el tema de cómo ha de ser la Dama y cómo ha de comportarse con su pretendiente, “[...] que aunque las
grandes cosas que ves en ella se encierren, entendimiento, saber, juicio,
desembarazo en la conversación, buena crianza y otras muchas cualidades, con las cuales ella podrá muy bien
saber estar y conversar con quien quiera y en cualquier caso, pienso que de ninguna cosa
tenga tanta necesidad como de saber tratar con los que anduvieran con ella de amores; porque todo
buen enamorado, demás de trabajar en tener, por alcanzar el amor de su dama, todas
aquellas gentilezas y virtudes que hemos dado al Cortesano, tienen también por muy
principal cosa para este efeto, y así procura de alcanzalla, hablar
bien.”[9] En
el cuato libro Otavián Fregoso dice cómo el Cortesano puede hacerse amado y querido por el Príncipe y así inducirle a las
virtudes y reprenderle los vicios, es decir, que el Cortesano puede ayudar al Príncipe en el
hábito de comportarse y que sea un personaje lleno de virtud.[10] Se
habla también de la temperancia, que significa la moderación, la templanza y de
la continencia en el sentido de la moderación de
las pasiones o sentimientos, es decir, la abstinencia sexual, en este sentido,
cabe decir que aquí se trata el pensamiento
platónico, la idea del amor puro, que empezaría desde los
ojos, en los ojos está la clave, se trataría de amor puro, puesto que el deseo
sexual sería una esclavitud, como bien dice Ficino en De amore.
A
continuación hay una disputa entre qué gobernación es mejor, si la del rey o la
de una república, hay diferentes opiniones, por
un lado se piensa que el príncipe está más conforme con la naturaleza que la
república y, por otro lado, los que piensan que debajo del gobierno de los Príncipes tienen a los
vasallos a su entera disposición sin permitir la libertad de cada individuo. Se
debate cómo ha de criar y enseñar a un príncipe el perfecto Cortesano, “el cual ahora debaxo de los mandamientos de su famoso
padre crece en todo género de virtud, como debaxo de la sombra de un ecelente árbol un
tierno ramo, que después de ha de renovar y hacerse más hermoso y fértil a su tiempo; que
como desde allá nos escribe el maestro Castellón, y más largamente promete decírnoslo
después de vuelto [...]”[11]En este párrafo se nombra por primera
y única vez a Castellón, que se refiere a Castiglione, pero este Castellón es sino la
traducción que hizo Juan Boscán de su nombre. Por
último, miser Pietro Bembo dice que el Cortesano siendo viejo puede ser enamorado, puede amar sutilmente pero
que no debe amar como el vulgo que sigue el amor loco, sino con los valores que hemos dicho
anteriormente sobre el amor puro. El cortesano para el Renacimiento, es sin duda, una obra ejemplar
para darnos cuenta de los modelos que se pretenden
conseguir para formar a un perfecto Cortesano y también cómo ha de ser la Dama que esté a su
lado, son unos modelos que sólo involucran al ambiente de la nobleza de la cortesía y no al
vulgo, en ese sentido se ve como el Renacimiento no intenta ni busca conseguir la
igualdad sino que ve una diferencia de clases sociales y que en este sentido, el perfecto Cortesano pertenece
a una clase superior.
BIBLIOGRAFÍA
-CASTIGLIONE,
Baldassare, El cortesano, Madrid, Alianza Editorial, 2008.
-JAURALDE, Pablo, Diccionario filológico de la
literatura española del siglo XVI, Madrid,
Castalia,
2009.
-REAL
ACADEMIA ESPAÑOLA, Diccionario de
autoridades, Madrid , Gredos,
1979.
-REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Diccionario de la lengua española, Madrid,
Gredos,
2001.
[1] Según
RAE, Diccionario de autoridades, Madrid, Gredos, 1979 “Honra con
esplendor y publicidad. Se toma muchas veces por reputación y lustre de alguna
familia, acción a otra cosa. Se toma asimismo por obsequio, aplauso, o
celebridad de alguna cosa. Significa también la honestidad y recato en las
mujeres. Se toma asimismo como dignidad.”
[2] Según RAE, Diccionario de autoridades,
Madrid, Gredos, 1979 “Reverencia, acatamiento y veneración que se hace a la
virtud, autoridad o mayoría de alguna persona. Significa también pundonor,
estimación y buena fama, que se haya en el sujeto y debe conservar. Se toma
también por la integridad virginal en las mujeres. Vale también merced o gracia
que se hace o se recibe.”
[3] Según RAE, Diccionario de la Real
Academia Española, vigésimo segunda edición, Madrid, 2001 “Falta de
sencillez y naturalidad. Extravagancia presuntuosa en la manera de ser, de
actuar, de escribir, etc.)
[4] Según
CASTIGLIONE, Baldassare,
“Capítulo X”, en El cortesano, Madrid, Alianza Editorial, 2008,
pág. 139. “Sigo siempre la misma edición, en los siguientes fragmentos consigno
la página de la obra”
[10] Según
RAE, Diccionario de autoridades, Madrid, Gredos, 1979 “Virtud.
Vale también integridad de ánimo, y bondad de vida, y así se dice, que uno es
hombre de virtud.”
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