Sobre Écue-Yamba-O de Alejo Carpentier

         Para comenzar, voy a realizar un informe de lectura acerca de la novela de Alejo Carpentier, Écue Yamba-O la cual fue su primera novela, aunque más adelante dirá que no será una de sus mejores obras ya que logrará la formalización total de su programa con su obra El reino de este mundoLa novela está dividida en tres partes: la primera parte habla de la infancia, la segunda de la adolescencia y por último, la tercera habla de la ciudad. En cada parte va hablando sobre la vida de Menegildo Cué, hijo de Salomé, cuenta desde su niñez las cosas que va aprendiendo acerca de su cultura negra en Cuba, la forma de vida, la religión y los cultos mágicos que hacen allí, todo lo vemos a través de los ojos de Menegildo Cué, más adelante, en la parte de la adolescencia contará su primer amor y los peligros por los que pasará para poder conseguir ese amor, y la tercera parte cuanta su vida en la ciudad, la presencia de la música, cuando va a la cárcel hasta que consigue salir y el momento de su muerte y el nacimiento de un segundo Menegildo.


           En primer lugar, se puede ver el tipo de lenguaje que utilizaban los negros en Cuba, el cual demuestra que su cultura no ha sido suplantada por completo:
“-¡Suet’ta eso, muchacho!-gritó Salomé, que entraba en la habitación-, ¡Suet’ta!¿Cómo te apeat’te de la cama, muchacho?... ¡Y etá tó arañao!...”[1]
Otra de las cosas que Menegildo irá aprendiendo son los bailes afrocubanos y las ceremonias religiosas en las que un santo poseía a una persona:
“En estas veladas musicales, Menegildo aprendió todos los toques de tambor, incluso los secretos. Y una noche se aventuró en el círculo magnético de la batería, moviendo las caderas con tal acierto que los soneros lanzaron gritos de júbilo, castigando los parches con nuevo ímpetu. Por herencias de raza conocía el yambú, los sones largos y montunos, y adivinaba la ciencia que hacía bajar el santo. En una rumba nerviosa producía todas las fases de un acoplamiento con su sombra.”[2]
Cuando habla de los “secretos” quiere decir esos cultos que estaban prohibidos, y que, por lo tanto, eran secretos entre la comunidad negra, a pesar de que el blanco intentara realizar un proceso de aculturación, es decir, imponer su cultura, ellos fingieron rezar a sus santos, pero en su interior seguían rezando a los suyos, y practicando sus cultos mágicos.


Otro párrafo interesante podría ser este:
“Estaba claro que ni Menegildo, ni Salomé, ni Beruá, habían emprendido nunca la ardua tarea de analizar las causas primeras. Pero tenían, por atavismo, una concepción del universo que aceptaba la posible índole mágica de cualquier hecho. Y en esto radicaba su confianza en una lógica superior y en el poder de desentrañar y de utilizar los elementos de esa lógica, que en nada se mostraba hostil. En las órficas sensaciones causadas por una ceremonia de brujería volvían a hallar la tradición milenaria que permitió al hombre desnudo sobre la tierra aún mal repuesta de sus últimas convulsiones, encontrar en sí mismo unas defensas instintivas contra la ferocidad de todo lo creado. Conservaban la altísima sabiduría de admitir la existencia de las cosas en cuya existencia se cree. Y si alguna práctica de hechicería no daba los resultado apetecidos, la culpa debía achacarse a los fieles, que, buscándolo bien, olvidaban siempre un gesto, un atributo o una actitud esencial.”[3]


En este capítulo 12 es donde aparecen todos esos códigos explicativos, mientras que los blancos vivían en Wall Street, ellos eran el antídoto de esto, sólo los negros conservaban celosamente un carácter y una tradición antillana. En la tercera parte del libro, cuando habla sobre la ciudad habla del ñañigismo abakuá
que se trata de una asociación surgida a principios del siglo XIX y que tratan de hallar un medio para intentar evadirse de los momentos en los que viven, en los momentos de mayor hostilidad hacia el esclavo y el negro. De esta manera, empezará a formarse una nueva sociedad con sus costumbres, cultura y religión.
“-Me tienen en un rincón como ñáñigo viejo. Pero en Guinea soy Rey. Dios en el cielo y yo en la tierra. Efí bautizó a Efó y Efó bautizó a Efí.
Los nuevos aplaudieron. El Iyamba intervino con una frase de precaución ritual para cerrar el debate: -Callen, imprudentes, que estamos en tierra de blancos.”[4]
Al final de la novela se ve cuando muere Menegildo y su esposa Longina va a tener albebé, como nace un  segundo Menegildo, como una estructura en círculo que nunca se acaba y esta cultura nunca se acabará y siempre habrá alguien que aprenderá estas costumbres y las amará:
“Tres meses después, Menegildo tenía un mes. Era un rorro negro, de ojos saltones y ombligo agresivo. Se retorcía, llorando, en su cama de sacos, bajo las miradas complacidas de Salomé, Longina y el sabio Beruá.
Para preservarlo de daños, una velita de Santa Teresa ardía en su honor ante la cristianísima imagen de San Lázaro-Babayú-Ayé.”[5]
El programa del llamado Negrismo en general o Afrohispanoamericanismo viene del programa del Neoindigenismo pero en vez de aplicado a los indios, esta vez será aplicado a los negros, ya que en Cuba no hay indígenas porque los exterminaron a todos y no tendría sentido hablar de indios si no los hay, lo que tiene sentido es hablar de negros puesto que más del 80% de la población es negra. El programa se basa en cómo, por qué y para qué se escribe, es decir, las estrategias y las claves discursivas que utilizan para explicar este mundo. Como dice Fernando Ortiz la verdadera historia de América Latina es la historia de las
transculturaciones, en todo abrazo de culturas la criatura siempre tiene algo de ambos progenitores, pero también es distinta de cada uno de los dos.
“La noción de transculturación es fruto de las investigaciones realizadas por el cubano Fernando Ortiz (1881-1969) cuyos trabajos desempeñan, particularmente, un papel decisivo en el estudio sociológico y etnográfico de las culturas que han contribuido al proceso de formación de las naciones latinoamericanas y caribeñas. Considerado como el "tercer descubridor de Cuba" tras el geógrafo Von Humboldt, el polígrafo y padre de la etnología afrocubana, Fernando Ortiz intenta, durante la primera mitad del siglo XX, reconsiderar los cimientos de la identidad cubana, y por extensión, caribeña y latinoamericana con investigaciones que contribuyen a discernir mejor la aportación de los negros en la formación de las identidades de esta parte del mundo.”[6]

El Afrohispanoamericanismo trata la cuestión del negro de las islas del Caribe, eran mestizos pero mulatos, los indígenas habían sido extinguidos y no tenía sentido ahí hacer indigenismo. Carpentier habla de toda el área caribeña pero sobre todo de Cuba, hay una recuperación de la cultura negra desde el negro de aquí y de ahora, no un negro del pasado que vino de África y llegó a América. El autor piensa que es una cuestión de cultura, hacer de su entidad racial una entidad cultura, eso es la tarea de las minorías de color, de esas que ya están sintiendo más que viendo el problema, al blanco le toca la contribución del estímulo.


“La concepción de identidades negras heterogéneas y variables que propone Carpentier implica, además, considerar el legado colonial de la esclavitud, vinculado con los itinerarios y las transformaciones de un capital cultural africano originario, no solamente en el sentido de una identidad falsa sobreimpuesta, de un extrañamiento de connotaciones sólo negativas, sino también como un legado legítimo y paradójicamente enriquecedor; implica pensar que los esclavos no fueron solamente víctimas pasivas del colonialismo, sino que enfrentaron la situación colonial de manera activa y creativa (cf. Dash, Michael 1974: 65ss.). Además, esa concepción permite valorizar positivamente los diversos procesos de construcción nacional que desempeñaron un rol importante para la construcción de nuevas identidades a partir de la rebelión de esclavos en Haití a comienzos del siglo XIX (Ibíd., 60s.).”[7]
Menegildo Cué va aprendiendo los valores culturales, lo mágico y el lector aprende a conocer ese mundo, a interpretarlo bien y a respetarlo. Desde pequeño, el propio Carpentier formó parte de esa realidad mulata, por lo tanto quiere llevar a cabo un “idearium” para tratar la cuestión del negro, se habla de cuestión
del negro, no de problema del negro porque el negro no es un problema, ¿qué ha faltado?, ha faltado un enfoque científico, antropológico, es decir, enfocar las cosas desprejuiciadamente. Dice que muchos seguidores del indigenismo hacen indigenismo en aquellos lugares donde no hay indios, solo por seguir modos, pero eso no tiene sentido si no hay indios en estas zonas de las que estamos tratando. Las bases ideológicas del Afrohispanoamericanismo son la condición transcultural, la condición de ser negro, toma de conciencia de constituir una realidad, la cultura era lo fundamental, la negritud es el combate político contra el colonialismo y la ideología racista, la filosofía de la reconciliación del hombre negro consigo mismo. Se trata de buscar la plasmación del ser humano negro como una totalidad cultura, necesidad de contar lo negro como un universo cultural vivo y legítimo. Se mueven en un contexto multirracial, mulato, la presencia del sujeto afrodescendiente en la historia intentando devolver lo que el colectivo desempeñó. Un gesto contracultural por el que insertar en el marco de los discursos una cultura considerada menor o prohibida. Defenderán su cultura con los rasgos étnicos, culturales, socio-económicos y políticos. Enunciación reivindicativa como ejemplo de resistencia cultural, de ahí vienen los primeros textos de Alejo Carpentier, él inicia la toma de conciencia de distancia crítica con respecto a esa condición reduccionista que tenía la Vanguardia acerca de la Negritud. Contribuyen a delimitar un lugar específico y desplegará ciertas estrategias que conducirán a lo que será el Realismo mágico. Neoindigenismo y Afrohispanoamericanismo son fenómenos hermanos, Carpentier fue encarcelado por defender los derechos del negro en Cuba y allí escribió esta novela. En el prólogo a la novela cuenta que rompe con la tradición de las vanguardias en cuanto a la técnica, la invención de formas, experimentos de la literatura en busca de
expresiones inéditas o renovadas, animado por un afán de originalidad. Sus modelos están en La vorágine y en Don Segundo Sombra que fueron los que inauguraron esa literatura propia, por eso él quiere seguirla, quiere seguir ese rumbo. Dirá lo mismo que dijeron los mundonovistas Rodó y Ugarte. Asimismo, tiene que haber una resistencia frente a la aculturación, la negritud como un ejemplo de alma profunda, resistencia contra el poder disolvente de factores externos. Cuestión racial y reivindicación, explotación laboral, episodios que no les embellecen, crueles, desvelar esa vida oculta, prácticas ancestrales prohibidas, muere Menegildo pero nace un segundo Menegildo, hay una estructura en círculo. Écue-Yamba-O se convierte en un producto típico, nueva formulación del lenguaje por ese vanguardismo de la época, una formulación teórica de lo real maravilloso. Los discursos de negritud abordarán el lado mágico de la vida que llevará consigo una particular diégesis por la que los escritores intentarán poner en escena las voces y prácticas no europeas pero dirigidas a un público europeo, esto dará lugar a lo que después será el realismo mágico. El título significa “alabado sea Écue” (Dios), recoge el interés por lo subalterno en los discursos hegemónicos, nos cuenta el trabajo de los negros, su creencias religiosas para contraponer dos mentalidades que conviven la negra y la blanca. Constituyen un momento literario importante como culminación del pensamiento del regionalismo anterior y a la vez inicio de una de las primeras manifestaciones de la vanguardia en Hispanoamérica. Recorre la reconstrucción que pretendió instaurar la negritud como coordenada cultural
e histórica a través de complejos procesos etnoculturales con el objetivo de aprehender sus claves culturales  verdaderas. Se trata de sacar a la luz zonas hasta entonces silenciadas, acalladas, sometidas. Insertar
esa realidad en el orden simbólico-moderno de lo negro que nada tiene que ver con el orden hegemónico occidental. Existen muchas creencias y prácticas ancestrales que significaban, en realidad, una resistencia, como el ñañiguismo abakuá, el vudú, la santería, el candomblé y la capoeira. Hacía falta una fórmula literaria que hablase sobre la convivencia de estos dos mundos, creencias, costumbres de los negros hispanoamericanos que son elevados a un total protagonismo. Carpentier ensaya ese mundo como algo vivo, primitivo, está seguro de encontrar la identidad cultural caribeña y en general afrohispanoamericana, no tanto
como problema socio-económico sino como cultural, el ñañiguismo y la santería son el producto de las creencias y la cosmovisión de los esclavos de áfrica traídos a América, son cultos sincréticos, que obedecen a esa persistencia. Ese componente antropológico se fundamenta en una de las religiones más importantes
como la santería que es el sincretismo entre las creencias yorubas y lukimíes. La mayoría de los esclavos eran de Nigeria y eran yorubas, el término lukumí fue el nombre que se les dio en territorio americano por el saludo de ellos “oh lukumí” que significa “oh amigo mío”. Una religión vigente, clandestina, perseguida hasta hace poco. Se presenta como un ejemplo, niega esa imagen estereotipada como víctimas pasivas e
insisten en esas prácticas de resistencia. Bajo la apariencia de los cultos impuestos, ellos siguieron practicando sus creencias. Carpentier quiere que descubramos este mundo y que los respetemos. No hay mandamientos en la santería, lo que quiere es ofrecer soluciones a problemas individuales y moderno, no hay un reino de los cielos, el reino está en este mundo, carece de dioses malos, no existe ningún paraíso, el paraíso ha de conquistarse en este mundo para superar las dificultades cotidianas y asegurar su bienestar.
Los antepasados son los que tienen la misión de proteger la sociedad yoruba y propiciar la justicia social.
La novela nos da a conocer la verdadera cara del ñañaguismo y de la santería, que aceptemos las coordenadas epistemológicas nuestras y las de ellos, Salomé no descuida la vida espiritual de su hijo Menegildo. Menegildo sabía que estos cultos estaban prohibidos. Los llamados “Orishas” son los santos, espíritus originales, las verdaderas deidades de los yorubas. Cuando rezaban, por ejemplo a San Cristóbal en realidad estaban rezando a Agayu (un dios Orisha), no perdieron su cultura por completo. Puede ser que algunos no piensen así, pero no por eso hay que pensar que no exista, o que ellos sean ignorantes, que estén por debajo o que sean inferiores. De la mano de Menegildo también nos adentramos no en un culto procedente de los yorubas, sino de los carabalíes procedente de América, el ñañaguismo abakuá es la asociación, las reuniones de negros esclavos para seguir manteniendo la religiosidad. Se reunían para protegerse unos a otros, para practicar sus cultos y para hablar sobre las rebeliones. El término ñañiguo significa el espíritu de leopardo, el ireme es el sacerdote y fueron agrupaciones violentamente perseguidas por los prejuicios, sus cultos se entendían como prácticas diabólicas. Estos cultos son una manifestación teatral de la leyenda mística de la princesa Sikanekue, y ahí se explica por qué por el tambor habla Écue. La princesa estaba en el río cogiendo agua y por equivocación cogió a Tanze que se metamorfoseaba, era Écue, antes de morir le revela todos los misterios. Traspasa las enseñanzas de Écue a la princesa. Se confecciona el primer tambor para que la voz de Écue pudiera seguir escuchándose, se sacrificó a Sikana y con su piel se hizo el tambor. Era más fácil condenar esas prácticas que entenderlas. Carpentier quiere que leamos desprejuiciadamente, terminará por igualarse las dos creencias, es decir, la cristiana, católica o blanca y la ñañigua, santera o negra. Como conclusión podemos citar un párrafo bastante interesante que envuelve la temática de la novela:


“Écue-Yamba-Ó! es la novela que Alejo Carpentier nunca amó. Se pretende  establecer, muy en contra de su opinión y a la luz del análisis narratológico, que esta obra  marca el impacto de la Vanguardia artística en  su creador, quien constantemente rechaza la valía de esta su ópera prima porque según su criterio, no posee las conquistas narrativas de su obra  posterior. A través del análisis sistémico estructural de algunos de los subsistemas narrativos se demuestra que esta sí es una  obra de valor sobre todo porque tiene la virtud de recorrer la historia de la tercera década del siglo XX cubano”.[8]






BIBLIOGRAFÍA

-ORTIZ, Fernando, Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar, Barcelona, Ariel, 1973.
-CARPENTIER, Alejo, Écue-Yamba-O, Madrid, Akal, 2010.
-SOBREVILLA, David, “Transculturación y heterogeneidad: avatares de dos categorías literarias en América Latina” en Revista de crítica literaria latinoamericana Año XXVII, Nº 54. Lima-Hanover, 2do. Semestre del 2001, pp. 21-33.
- BLANCO SERRANO, Esther F y RODRÍGUEZ AGUILAR Mario E, “Para un análisis histórico literario de la novela ¡Écue-Yamba-O! de Alejo Carpentier.
-MIAMPIKA, Landry-Wilfrid, De la invención del otro a las travesías transculturales postcoloniales.
-PAGNI, Andrea, “Negrofilia y Negritud en perspectiva cubana. Una lectura de “Letre des Antilles”, de Alejo Carpentier”.
-BÁEZ-JORGE, Félix, “La mirada antropológica de Alejo Carpentier: en el centenario de su muerte” en Archipiélago, enero-marzo, 2005.
-A. GUITIÉRREZ, Mariela, “El misterio Abakuá de la iniciación en el Ékue”, University of Waterloo, Ontario, Canadá.
-G. BOLAÑOS, Aimée, “Conciencia de América en Alejo Carpentier”.




[1]CARPENTIER, Alejo, Écue-Yamba-O, Madrid, Akal, 2010. Págs. 175.
[2] CARPENTIER, Alejo, Écue-Yamba-O, Madrid, Akal, 2010. Págs. 187-188.
[3] CARPENTIER, Alejo, Écue-Yamba-O, Madrid, Akal, 2010, págs. 210.
[4] CARPENTIER, Alejo, Écue-Yamba, O, Madrid, Akal, 2010, págs. 325.
[5] CARPENTIER, Alejo, Écue-Yamba-O, Madrid, Akal, 2010, págs. 360-361.
[6] MIAMPIKA, Landry-Wilfrid, “De la invención del otro a las travesías transculturales postcoloniales”, págs. 1.
[7] PAGNI, Andrea, “Negrofilia y negritud en perspectiva cubana. Una lectura de “Lettre des Antilles” de Alejo Carpentier, págs. 4
[8] BLANCO SERRANO, Esther F y RODRÍGUEZ AGUILAR Mario E, “Para un análisis histórico literario de la novela ¡Écue-Yamba-Ode Alejo Carpentier.

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