La cotidiana sencillez de Baldomero Fernández Moreno, pionero poeta comunicante
En este mes de abril he tenido la oportunidad de
asistir al congreso de Mario Benedetti y los poetas comunicantes celebrado en
la Universidad de Alicante.
Trinidad Barrera de la Universidad de Sevilla
asistió al congreso como ponente y habló de lo que me propongo reseñar, “La
cotidiana sencillez de Baldomero Fernández Moreno, pionero poeta comunicante”.
Es un poeta argentino y se metió por la ruta del
ultraísmo. Le tocó vivir el posmodernismo, un cambio de actitudes y no de
acciones. Su admiración por Darío al que dedica su primer libro en 1915.
También tuvo una profunda admiración por Antonio Machado.
Esos influjos quedaron patentes en su poesía. En
1915 comienza una larga producción poética hasta su muerte. Publicaba y
retocaba continuamente y por eso había problemas para la edición y no fue tan
difundido como se merecía.
Hoy en día falta una producción completa de su
bibliografía que Mario Benedetti tenía pensado hacer.
Pasó de una época sencillista a una poesía más
perfeccionista, más revisada.
En cuatro libros habla del canto a la ciudad, coro
de las ciudades románticas, canto argentino e intimidad sentimental.
Sus temas son el campo y la ciudad, es un poeta muy
rural, tema provinciano.
Dedicó poemas a su esposa Elvira a la que llamaba
“su negrita del alma”.
Se habla de tres etapas:
-Etapa sencillista
-Etapa formal
-Etapa sustancial
Pero esta división de etapas ha sido muy
cuestionada.
Empieza a proyectar su poesía hacia afuera y hacia
atrás ya que él era español y le chocó ese encuentro con Argentina. Era una
poesía de corte bucólico. Paisaje, idioma y costumbres evocados con una gran
frescura. Emplea un tono directo, realista, es un fiel seguidor de sus
impresiones reales y defensor del trabajo honrado.
Obligado a abandonar la ciudad se siente sólo y no se
acostumbra al campo. Contempla el exterior y funde el estado de ánimo con el
paisaje. Ramón Gómez de la Serna le reconoció como un gran greguerista
argentino. Fue un escritor sensible a lo que veía.
Capta muy bien el espíritu de su patria, cómo crecen
los pueblos argentinos gracias a la inmigración. El tono coloquial y
autobiográfico es el que predomina en su poesía. Es un poeta meditativo y
reflexivo en mitad de la pampa.
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