La formación del arte islámico

Ahora toca un poco de historia del arte, otra de las cosas que he estudiado en mi carrera y que tanto me gusta.
Os dejo una reseña que hice sobre La formación del arte islámico de Oleg Grabar.
 Dicha obra nos muestra elcamino acerca de toda la problemática del arte y la arquitectura del Islam en todos esos territorios donde ha llegado, no sólo en España, sino en esos territorios que ha conquistado como pueden ser el norte de África, Arabia, Egipto, Siria, Palestina, Iraq, Irán, etc.





Comenzando con el problema, “Islámico no se refiere al arte de una religión en
particular, pues una amplia proporción de sus monumentos tienen muy poco o nada que
ver con la fe del Islam. […] Existe un arte islámico judío, puesto que en grandes
comunidades judías vivieron dentro de los límites del mundo musulmán […] También
hay un arte islámico cristiano, representado en los trabajos en metal del Creciente Fértil
en el siglo XIII […] Existe un arte islámico de la India que no fue totalmente
musulmán.[1]
Explicando más a fondo este asunto, podemos dividirlo en tiempo absoluto, en el
que el arte del Islam se puede apreciar en todos aquellos monumentos importantes; por
otro lado, el tiempo relativo, que son los cambios que una cultura acepta cuando se
pueden fechar y transformar.
En el 634 es la fecha en la que apareció el Islam, pero la presencia de éste no se
puede dar de antemano sólo por los monumentos que vemos sino que tiene que ser por
determinados acontecimientos políticos o de otro tipo.




Más adelante, para explicar cómo se formó este arte islámico se adentra en la
forma y la estructura del palacio, la ciudad, etc. “Para poder determinar cómo se formó
el arte islámico es necesario identificar primero los temas, formas y actitudes que se
desarrollan en un amplio territorio a partir del año 634 en el que la conquista comenzó a
extenderse fuera de Arabia. El otro es la cuestión de cuándo podemos aplicar el término
islámico a los monumentos del área conquistada por la nueva fe. […] El tiempo fue
distinto para cada región.”[2]
También sabemos que España estuvo un tiempo gobernada por los musulmanes,
pero la mayoría de la población seguía siendo española incluso en el territorio con más
presencia de esta gobernación que era Andalucía, por lo tanto, en España no se han
encontrado ciudades musulmanas demasiado importantes y se denominó al árabe la
toponimia pre-islámica.
Con respecto a otras zonas como puede ser el norte de áfrica, el “ribat” se consideraba
como una forma local, esto sería un ejemplo del arte islámico.
En un principio el Islam se formó más en África y toda esta se hizo musulmana. Por
otro lado, en Egipto, la conquista fue fácil y rápida.
En Iraq las ciudades fueron centros de cultura primitiva del Islam ya que había
 acudido numerosas tribus árabes y de las más belicosas y ello conllevó a perfeccionar
la fe con lo que se redactó y codificó la gramática árabe como símbolo del arabismo.
“Toda la ascensión al califato de Abd al-Malik en el 685 y bajo su sucesor al-
Walid (705-15), tuvo lugar un notable cambio. Se construyeron varios monumentos
importantes en las principales ciudades: Damasco, Jerusalem y Alepo. Consistieron en
una gran cantidad de construcciones edificadas fuera de los principales centros urbanos.
[…] Se relacionan porque casi todas incluyen una amplia zona de alojamiento, una
mezquita, un baño y diversos edificios auxiliares.”[3]
La formación del arte islámico en Irán fue más tardía con respecto a los otros lugares y
se manifestó de otras formas.
“Los monumentos islámicos más antiguos que se conocen están en el Iraq, y se
remontan a la mitad del siglo VII. Un grupo más numeroso de monumentos procedentes
de Siria, Palestina, la Jazirah, el Iraq y, en menor grado, Egipto, el norte de África y
España, ilustra la segunda época que va desde el 685 hasta el final del siglo VIII. Este
segundo período termina con el reinado de Harun al-Rashid (786-809). En el siglo IX
apareció un arte islámico en Egipto, el norte de África, España y el nordeste del Irán, y
en el siglo X encontramos documentos procedentes del oeste del Irán.”[4]
Para hablar de la apropiación simbólica del territorio, pone un caso como es la
Cúpula de la Roca de Jerusalem. Esta se encuentra en el lado oeste de la Ciudad Santa,
y es uno de los monumentos más grandiosos y extraordinarios que se pueden nombrar
en general de todo el arte islámico primitivo. Entre los años 691-92 se terminó pero
estaría comenzada tres años antes. No sólo es el monumento conservado más importante
del Islam sino que seguramente es el primer monumento islámico y además con el que
se pretendió hacer una obra estética importante.
Numerosos historiadores se debaten sobre la construcción de ese lugar.
Se ha encontrado un texto más o menos contemporáneo y se cree que pertenece
a la época de la reconstrucción del templo por Herodes, en él se dice que la Roca
sobresalía sólo una pulgadas de la terraza y que fue, a su vez, utilizada como piedra
angular. Dicho texto no es demasiado esclarecedor y por lo tanto, las pruebas definitivas
que se querían conseguir no se han podido conseguir, y por ello no se ha podido saber si
la Roca tenía una función litúrgica importante en la tradición judía.
Para los judíos la roca y los alrededores de ella habían adquirido un significado
místico, es decir, como un lugar santo, y a partir de esto, numerosas leyendas se fueron
atribuyendo y también numerosas figuras históricas de la Biblia, sobre todo la figura de
Abraham e Isaac.
“Los mosaicos de la Cúpula de la Roca, las coronas y las joyas reflejan un tema
artístico de origen bizantino que en el contexto islámico utilizó también símbolos reales
en un santuario religioso para realzar la santidad del lugar. Pero también se podría
pensar que la elección de símbolos reales bizantinos y sasánidas fue dictada por el deseo
de demostrar que los infieles habían sido derrotados y atraídos al redil de la fe
verdadera. […] Desde el punto de vista musulmán, la Cúpula de la Roca fue una
respuesta al atractivo de la cristiandad, y su inscripción proporcionó a los creyentes
argumentos que podían utilizarse en contra de la actitud cristiana. […] Empezaron a
aparecer religiones y asociaciones piadosas puramente islámicas que transformaron la
Cúpula de la Roca y todo el área del Haram en el santuario totalmente musulmán que
sigue siendo desde entonces.”[5]
De igual forma existen una serie de actitudes islámicas ante las artes. En el
Corán no venía ninguna prohibición acerca de representaciones de seres vivientes por lo
que procedieron a su representación.
Algunos teólogos quieren justificar ese intento de prohibición mientras, por otro lado,
otros teólogos tratan de minimizarlo y lo consideran como una faceta mínima del Islam,
pero de todas formas no sería algo obligatorio ni predominante.
“En la cultura musulmana no existía una doctrina de las artes, ni una repulsa
formal y meditada de determinados tipos de actividades creativas, ni nociones positivas
sobre el posible valor educativo o embellecedor de las diversas técnicas artísticas
existentes. Podemos suponer que las doctrinas y modos de vida característicos del Islam
primitivo pueden haber encaminado la cultura hacia la canalización de sus actividades
artísticas. […] Para dibujar un perfil de las actitudes islámicas primitivas se pueden
utilizar seis documentos: el arte de la Arabia pre-islámica, la revelación coránica, las
leyendas relativas a la vida y pensamientos del Profeta, los relatos de la conquista, los
monumentos primitivos y las monedas.”[6]
La actitud musulmana hacia el arte del mundo cristiano era una actitud confusa
ya que a la vez que se temían y se admiraban, existía una cierta mezcla entre el
desprecio y la envidia que estaban mezclados de una manera incómoda.
Por consiguiente, Oleg Grabar se adentra a explicar el arte islámico religioso en
la que hablará concretamente de la mezquita. En primer lugar, se ha de tener en cuenta
ciertos impulsos que más tarde se podrán evaluar como impulsos religiosos. La palabra
mezquita viene el árabe “maschid” cuyo significado es “un lugar donde uno se postra
frente a Dios”. A su vez, hay una cierta polémica con este nombre, ya que “maschid”
significa “santuario” y también puede significar “un edificio cualquiera o lugar donde se
venera a Dios”.


Con respecto al Corán, instituyó que todos los musulmanes estaban obligados a
venerar a Dios por lo que se procedió a la construcción de la mezquita. La plegaria era
un acto privado y de tradición y debía de realizarse en ese lugar llamado “maschid”.
Otros términos donde se podía dar lugar esa plegaria podrían ser “zullah” que significa
“lugar sombreado” o “musalla” que significa “un lugar para orar”.
“La gran mezquita de Damasco fue construida por el califa omeya al-Walid
entre el 706 y el 714-715. Es un rectángulo, 157 por 100 metros, con torres cuadradas
(que sirven de minaretes) en las esquinas, de las cuales sólo se ha conservado una; su
forma, dimensiones y la mayoría de sus características externas no son musulmanas,
sino que se crearon partiendo del temenos, o recinto sagrado, del templo romano. El
edificio tiene tres entradas principales, de las cuales las dos de los dos lados este y oeste
son parte de la antigua composición; la del norte también era antigua, pero fue
parcialmente remodelada, mientras que la del sur, el lado de la quiblah, fue tapiada.”[7]
Con respecto a la finalidad oficial del minarete era la de llamar a los fieles a la
oración, su forma era de una alta torre que estaba unida directamente a la mezquita, al
igual que ocurre en Damasco, Kairuan y Córdoba o también podía estar situada cerca de
ella, como lo está en Samarra, Fustat y en casi todas las mezquitas del Irán primitivo.
La palabra “mihrab” hace referencia a un lugar honorífico como puede ser un
palacio o incluso el palacio entero. Algunos eruditos al respecto han afirmado que sería
un elemento real y que estaría introducido en la mezquita para señalar el lugar destinado
para el príncipe o su representante.
Más tarde, se habla acerca del arte islámico secular, concretamente del palacio y
la ciudad. Para referirse el término “secular” da a entender que es un término para
referirse al ámbito religioso pero los musulmanes, judíos, cristianos y zoroástricos
quedarían excluidos. Pero este arte se define por su inspiración y su objetivo en
términos sociales e individuales y no espirituales o culturales. Muchas veces sus formas
y sus funciones no tienen nada que ver con las típicas de la cultura islámica.
En primer lugar, para hablar del arte de la corte, los palacios se dividen en la        
dinastía omeya en la cual hay documentos arqueológicos y por otra parte, en la dinastía
abasí. En casi todos los palacios islámicos primitivos existe una mezquita cuya función
es ser un edificio independiente y contiene un “mihrab”. Por otro lado, la función
residencial es la principal unidad y se trataba de un edificio cuadrado que medía unos 70
metros de lado, el cual parecía una fortaleza.
La impresión que daban estos tipos de palacios era de un aspecto fortificado pero
sin posibilidades militares, por dentro no tenía demasiados salones de audiencia o
entradas y habían muy pocas comodidades cotidianas, tampoco habían demasiados
detalles arquitectónicos en su interior y los que habían eran puertas y ventanas.
Sus mosaicos se veían reflejados en los suelos y su técnica no era nada original
ya que pertenecía al sistema estándar de los edificios que se había fabricado en todo el
mediterráneo. La pintura era corriente, la escultura era de estuco y con características
del arte del Iraq, Irán y Asia central.
La escultura casi había desaparecido, pero no la escultura normal, sino la
monumental. No se habían sentido obligados a adoptar de igual forma las técnicas de
las generaciones que les precedían.
Estaba claro que las representaciones del príncipe iban a aparecer en todos estos lugares,
 pero además de él, también se representaban partidas de caza, danzas, interpretaciones
musicales, mujeres desnudas o semidesnudas, juegos, acrobacias y ofrendas de regalo.
En los palacios urbanos se celebraban fiestas, banquetes, orgías y recitales de poesía y
canto, y además existían cotos de caza.
Con respecto al arte de la ciudad, existían dos tipos de ciudades, por un lado las
ciudades antiguas de población no musulmana, y por otro lado, las ciudades nuevas que
estaban limitadas a los musulmanes.
No existía una forma característica de ciudad islámica, cada territorio conquistado tenía
una forma distinta de desarrollarse, es decir, nada tenían que ver unas con otras.
Los textos y los palacios son un modo de definir la riqueza, los temas y los motivos de
estos textos y palacios fueron viajando de un lugar a otro por medio de objetos y tejidos.
En cuanto a la decoración islámica primitiva, el concepto del arabesco, podemos
 decir que el estuco era la técnica de decoración de las superficies y hacían que un
edificio se transformara de manera barata y adaptable.
Las técnicas de la superficie se veían reflejadas en un color metálico, con
esmaltes opacos y una fijación de colores en la cerámica. Las características de estas
son los elementos vegetales, los diseños geométricos y las rayadas o punteadas en las
cerámicas.
“El arte islámico se caracteriza por una simbiosis, una tensión entre diversas tendencias
formales, algunas antiguas y locales y otras más nuevas, difundidas por el territorio
islámico.”[8]
Finalmente, hablando de la formación del arte islámico en general, podemos
sacar como últimas conclusiones que apareció un arte de la cerámica que era totalmente
nuevo, las representaciones de los seres vivientes fueron cada vez más escasas pero a su
vez, predominaban los elementos vegetales y geométricos. Las torres pasaban a
minaretes, los nichos pasaban a “mihrabs” y las naves del lado izquierdo pasaban a
“qiblah”.


“La formación del arte islámico se puede ver como una acumulación y una
distribución nueva de formas procedentes de todo el mundo conquistado”.[9]
En definitiva, podemos extraer de esta obra de Oleg Grabar, que sin duda ha
reflejado correctamente y de una manera precisa, cómo se ha formado el arte y la
arquitectura islámica en todos aquellos países que han logrado conquistar y cómo a la
vez, cada uno de estos países ha adquirido lo que ha aprendido del arte musulmán a su
antojo y adoptándolo de diversas maneras en cada país, siendo incluso el caso de que en
algunos países nada tengan que ver un arte con el otro.
























BIBLIOGRAFÍA

·         GRABAR, Oleg, La formación del arte islámico, Madrid, Cátedra, 1990.










[1] GRABAR, Oleg, La formación del arte islámico, Madrid, Cátedra, 1990, pág. 13. Sigo siempre la misma edición, en los siguientes fragmentos consigno la página de la obra.
[2] (Pág. 29.)
[3] (Pág. 46.)
[4] (Pág. 54.)
[5] (Págs. 74, 75, 77, 78.)
[6] (Pág. 89.)
[7] (Págs. 117,118.)
[8] (Pág. 225.)
[9] (Pág. 230.)

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