XXXVI JORNADAS DE TEATRO CLÁSICO DE ALMAGRO

El pasado mes de julio, tuve la gran oportunidad de asistir a las XXXVI Jornadas de Teatro Clásico que se celebran cada año en Almagro.
Dichas jornadas consistían en una serie de intervenciones de ponentes en las que se hablaba, más bien poco, de Lope de Vega. El título del congreso, “El último Lope (1618-1635) y la escena”, celebrado en el Palacio de Valdeparaíso, lo poco que se habló de Lope fue en algunas conferencias acerca del cervantinismo del último Lope, otra conferencia que estuvo muy interesante era la de buscar los errores trágicos en el Caballero de Olmedo, es decir, algunas erratas que cometió el mismo autor a la hora de escribir, de tachar, de corregir sus manuscritos, que nos hacen pensar que alguien pudiera haber metido algo de mano.
El resto de las conferencias trataban de  El castigo sin venganza y otra obra llamada La verdad sospechosa de Juan Ruiz de Alarcón.
El problema que encuentro en El castigo sin venganza es que muchos de los asistentes no habían leído la obra y, por lo tanto, era difícil seguir la trama y las explicaciones que cada uno de los conferenciantes daba.
Por otra parte, dejando las conferencias a un lado, pudimos asistir al Corral de Comedias de Almagro donde tuvimos la oportunidad de conocer a Elena Pimenta, la directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y donde vimos una pequeña representación de El castigo sin venganza.
Lo más interesante de estas jornadas fue la representación de La verdad sospechosa por la Compañía Nacional de Teatro Clásico en el Hospital de San Juan. La oportunidad de conocer a esta gran compañía, con excelentes actores y actrices, donde la representación fue todo un éxito. Me encantó sobre todo el trabajo de Rafa Castejón, el cual dominó con creces el papel de protagonista. La iluminación era algo que no dejaba indiferente a nadie. El escenario contaba con 3 paredes, una a la izquierda, otra a la derecha y otra detrás que estaba abierta para que el público pudiera ver a los personajes pasar, esconderse, bailar, etc. Las paredes cambiaban de color según se recreaba una escena u otra y a la vez podían moverse, y los personajes subir a la parte superior, dejando una sensación de poder volar y ascender más allá. Esto es difícil de describir con palabras, y, como una imagen vale más que mil palabras os dejo algunas imágenes para que podáis observar cómo fue dicho espectáculo.
La otra representación a la que asistimos fue a la representación teatral de Lear, por la compañía Pepa Gamboa en la Antigua Universidad Renacentista de Almagro.
Dicha obra es difícil de explicar ya que la gran obra de Shakespeare, El Rey Lear, no tenía nada que ver con la representación que allí se llevó a cabo. Una obra clásica es una obra clásica, no se puede matar a los clásicos y en este caso, se le mató. Creo que la intención que tenían era de hacer reír al público, lo cual, siendo una obra trágica era un tanto incoherente. De todas formas, se logró sacar alguna que otra sonrisa, pero el hecho es que para lograr eso, metían refranes actuales en los diálogos de los actores, cambiaban guiones, metían palabras obscenas, también uno de los personajes salía desnudo completamente para captar la atención del público, etc.
En definitiva, un completo desastre, en mi opinión, de una gran obra como El Rey Lear de Shakespeare.
En España siempre se tuvo la costumbre de mezclar la tragedia y la comedia, como bien decía Lope de Vega. Pero Shakespeare era inglés, y nuestra fórmula de la tragicomedia, sólo daba resultado en España y no fuera, por lo que creo que esta compañía lo que pretendía era hacer una tragicomedia de una obra que no podía ser más que tragedia.








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