El Cid de Richard Fletcher

Para comenzar, mi línea de investigación ha sido recoger y verificar
los datos del tema del Cid, es decir, distinguir la figura histórica de Rodrigo
Díaz de Vivar del Cid de la leyenda que encontramos en el cantar de
gesta. Para ello, en el presente trabajo me dispongo a realizar un resumen
de la obra titulada  El Cid de Richard Fletcher.


Así pues, podemos decir que, con respecto a la estructura de la obra,
está dividida en dos partes claramente diferenciadas ya que en la primera
parte Fletcher hace una introducción y una primera parte llamada “El
mundo del Cid” comentando acerca de quién era Rodrigo Díaz de Vivar, a
qué se dedicaba, cómo era en general su vida y la sociedad en la que vivía.
Por otro lado, habrá una segunda parte titulada “El Cid” en la que se
entretendrá aclarando la figura de este personaje detenidamente y que a su
vez, yo considero la parte fundamental para mi trabajo.
Inicialmente, sabemos que Rodrigo Díaz de Vivar muere en Valencia
en 1099 y que también es conocido como el Cid, palabra que proviene del
árabe “sayyid”, es decir, señor o amo. Más adelante se empleará como
tratamiento de cortesía “Sidi o Si”.
“En su época, había poco sentimiento de nacionalismo, cruzada o
reconquista […] Rodrigo estaba dispuesto a luchar junto a los musulmanes
contra los cristianos como a la inversa. Era su propio señor y luchaba en
beneficio propio.”[1]


Esto quiere decir que era un soldado profesional. También he de
añadir que en la época hay una gran influencia del Islam y por otro
lado, las características de la civilización romana estaban ausentes, las
ciudades eran pequeñas y escasas y, por otro lado, se encontraban los
bereberes que no estaban ni civilizados por los romanos, ni civilizados por
los árabes.
Con respecto a la sociedad en la que vivía, era una sociedad visigoda,
probablemente, en la que España se encontrara en un “malestar económico”
por el abandono de ciudades, enfermedades que están apareciendo como la
peste bubónica, las monarquías medievales cada vez se están debilitando
más, en el reino hay dudas con respecto a la sucesión del trono, la
persecución de los judíos, etc.
Un millón de inmigrantes, más bereberes que árabes, ocuparon los
territorios y con ello se produjo una guerra civil.
Según los datos, en el año 800 el 8% de la población era musulmana,
en el 850 ya constituían el 12% de la población, en el 900 el 25%, en el 950
el 50% y en el 1000 ya eran un 75% de la población. Esto demuestra cómo
va incrementando la población musulmana hasta llegar a ser casi la
mayoría.


“Las comunidades cristianas que siguieron viviendo en al-Andalus bajo el
gobierno islámico recibieron el nombre de mozárabes”.[2]
Se introdujo una gran variedad de cultivos que conllevó a una mayor
gastronomía, comida más sana, más variedad, etc.
Abd al-Rahman III en Almería, que era una de las diez ciudades
principales, introdujo artículos de lujo tales como tejidos, marfiles,
cerámica, orfebrería…
El poder de al-Andalus estaba distribuido con los reinados de Abd al-
Rahman III, Califa al-Hakam II, Visir al-Mansur y Almanzor.
Tras la muerte de Abd al-Rahman III surgen unas disputas por conseguir el
reino que había dejado entre los omeyas, los partidarios de la dinastía de
Almanzor, los bereberes o eslavos y los burócratas andalusíes.
Entre el 1008 y el 1031 surge un período de anarquía en al-Andalus y se
desintegran los reinos de Taifas (“facción o partido”).
“Con respecto a la situación de los judíos en la sociedad andalusí, algunos
alcanzaron puestos de confianza al servicio de los gobernantes de Taifas.”
“El hecho de que un judío ejerciera autoridad civil o militar sobre los
musulmanes suponía una violación de la ley islámica.”[3]
En el siglo VIII los árabes y los bereberes acabaron con la monarquía
visigoda, surgió la batalla de Covadonga, los mozárabes para conservar sus
tradiciones crearon monasterios y centros de saber.
Ya en la época del Cid, en el siglo X, existían tres principados cristianos en
el norte de la península.
En este siglo, se pensaba que las campañas de Almanzor contra los
cristianos tenían un tono diferente por dos motivos, por el odio y por el
fanatismo.
Se dice que es probable que atacara las iglesias más porque eran ricas que
porque eran cristianas.
Existe una cierta incomprensión del cristianismo frente al Islam, los
musulmanes introducen una gran mejora científica como es el astrolabio,
en el 912 Burgos se convierte en “civitas”, es decir, en ciudad ya que se
multiplicaron los barrios, los gobernantes de Cataluña exigieron “parias” a
los musulmanes, los soldados se alquilaban por una paga diaria que está
consolidado en el llamado “Feudo pecuniario” que consistía en contratar a
un caballero a cambio de un salario anual.
No han quedado demasiados documentos sobre cómo eran los rebaños, las
cañadas, las ciudades, los mercados, los caballeros, los obispos…
Las actividades fundamentales de la aristocracia del siglo XI eran la
guerra como medio de vida, la acumulación de tesoros y tierras, las
disputas familiares y el exilio.

Como hemos dicho al comienzo del trabajo, la segunda parte de la
obra es de vital importancia ya que Fletcher pone los datos históricos de
Rodrigo Díaz de Vivar con sus pertinentes explicaciones en las que
procederé a resumir ahora.
“Tradicionalmente, el lugar de nacimiento de Rodrigo Díaz se ha
situado en Vivar, a unos diez kilómetros al norte de Burgos. El nombre del
lugar se ha cambiado a Vivar del Cid para acentuar la asociación, cuya
evidencia más antigua se encuentra en el Poema de Mio Cid, donde se
hacen repetidas alusiones a Rodrigo llamándole “el de Bibar”. […] es
posible que el poeta se haga eco de una tradición auténtica. De cualquier
modo, Vivar parece una conjetura bastante acertada. La familia de Rodrigo
tenía propiedades en los alrededores y él mismo tenía tierras en la zona
cuando se casó. La fecha de su nacimiento es incierta. Si tenemos en cuenta
que hacia el 1063 era ya un soldado, hemos de suponer que nació mediados
los años 40 del siglo X; la fecha más probable es el año 1043 aunque
también podría haber sido  1046 e incluso 1047.”[4]
En cuanto a su origen en el escalafón social, es cierto que prosperó
pero su origen no era humilde, esto se dice en diversas fuentes, la más
conocida de ellas es la Historia Roderici  en la que se habla de su abuelo,
Laín Calvo, que figuró como testigo en las cartas del rey Fernando I
cuando Rodrigo era aún adolescente, por su parte, su padre, Diego Laínez, 
fue un soldado que derrotó a los navarros y recuperó unos territorios que
pertenecían a Fernando I. De la madre no se sabe nada y se cree que su
origen no era tan alto como la parte paterna de Rodrigo.
Cuando Rodrigo tenía 14 años le pusieron al servicio del hijo mayor
del rey Fernando llamado Sancho. También se sabe que sabía leer y escribir
y que sería instruido en un lugar cercano a Burgos, más adelante sería
convocado por el rey para intervenir en litigios.
“La equitación era el primer requisito de una carrera militar. Rodrigo
debió recibir sus primeras lecciones de equitación tan pronto como supo
caminar. Bajo la estricta vigilancia de los mozos de su padre pasaría del
burro al potro y de éste al caballo, aprendiendo a mantenerse erguido […]
Tanto para el caballo como para el jinete, eran técnicas complicadas que
llevaba tiempo perfeccionar y había que mantener en forma por medio de
una práctica regular. Rodrigo seguiría aprendiéndolas después de
trasladarse a la corte del joven príncipe Sancho. Sabemos que Sancho “le
ciñó la espada de la caballería” y esto probablemente marcó el fin del
aprendizaje de Rodrigo.”[5]  
La primera campaña importante en la que participó Rodrigo fue
cuando el infante Sancho se enfrentó a la ciudad pirenaica de Graus en
1063. Allí Rodrigo mató al rey aragonés Ramiro que era el tío de Sancho.
Con ello Rodrigo se integró no sólo en la guerra como soldado sino
también en la diplomacia.
Por otra parte, no se sabe mucho de  las actividades que hizo Rodrigo
antes de que Sancho ascendiera al trono.  Lo único que se sabe es que
venció al guerrero navarro Jimeno Garcés, y que dio muerte en combate a
un sarraceno en Medinacelli y todo ello daría lugar a una gran riqueza.
“Fernando I había previsto que, a su muerte, su reino fuera dividido
entre sus tres hijos mayores. A Sancho, el primogénito, le dejó Castilla, a
Alfonso, su hijo predilecto, León y García, el más joven, Galicia. También
repartió entre sus tres hijos las rentas anuales procedentes de los tributos
pagados por los reyes taifas. Sancho recibió el tributo de Zaragoza, Alfonso
el de Toledo, y García los de Badajoz y Sevilla.”[6]
Rodrigo obtuvo el cargo de “Alférez”, es decir, el ayudante del rey,
una especie de guiador del ejército y poseedor de armas.
Pero este cargo se ha puesto en duda ya que no se ve reflejado en ninguna
carta, pero es cierto que en Carmen Campi Doctoris  el rey Sancho dijo que
quería darle el cargo, no que se lo diera, pero esto no quiere decir que no se
lo haya dado, en cualquier caso no se sabe nada con exactitud. También es
posible que en ese período Rodrigo fuera conocido por el título de campi
doctor  o campi doctus  o lo que es lo mismo, campeador, cuyo significado
es maestro del campo militar.
El 7 de noviembre de 1067 muere Sancha, la viuda de Fernando I y
esto conllevará a una serie de disputas entre hermanos ya que Alfonso se
llevaría la mejor parte y el mejor trato que era León, y en el año 1068
empezarían las hostilidades entre Castilla y León en la que Alfonso fue
derrotado en la batalla de Llantada por Sancho de Castilla. Más adelante
intentarían reinar conjuntamente pero no daría resultado, Sancho ganaría y
y Alfonso sería encarcelado y después exiliado a Toledo.
Más tarde, tras la muerte de Sancho, Alfonso se aprovechará de
dicha muerte pero esto no le hace culpable de ella tal y como se especulaba.  
Por ello, Rodrigo pasó a formar parte de la corte ya de Alfonso VI, el
nuevo rey, tratándole amablemente.
En este caso, los creadores de mitos iban a formar un papel
importante en la historia, ya que en la iglesia de Santa Gadea dijeron que
Rodrigo había obligado a jurar al rey sobre que no había tenido nada que
ver en la muerte de su hermano. Pero esta teoría tendría algunos defensores
como a Menéndez Pidal.
Por consiguiente, se dice que Alfonso VI no terminó de llevarse bien
con Rodrigo por su envidia enfermiza ya que no soportaba la idea de que
los demás triunfaran. Pero a pesar de ello, Rodrigo fue un buen súbdito
respetándole y honrándole.
Sin embargo, no obtuvo la misma posición de armiger que había obtenido
con Sancho y ese cargo fue atribuido a Gonzalo Díaz.
Más adelante, se descubrió un tesoro en la catedral de Oviedo, un
cofre donde estaba la sangre de Cristo, el pan de la Última Cena, la leche
de la Virgen María, etc. Rodrigo fue testigo del descubrimiento de estas
reliquias, pero esto plantea problemas sobre su matrimonio aunque en la
Historia Roderici se dice que el rey le concedió a Jimena, que era la hija
del conde Diego de Oviedo.
El pasado de Jimena es dudoso ya que hay muy poca información
sobre los condes de Oviedo y no se sabe con seguridad si Diego existió. De
todas formas para Rodrigo, este hecho supondría que emparentaría con una
familia de rango superior a la suya. En la carta de arras, donde el marido
da ciertas posesiones a la mujer, seguía la costumbre de León que consistía
en dar la mitad de las posesiones. Rodrigo se movería en las altas esferas y
eso supondría  que la boda sería notable y nada humilde.
Lo que parecía que iba tan bien, pronto se desmoronaría debido a que
Rodrigo se ganó ciertos enemigos en la corte, lo que supuso que en el
verano de 1081 fuera desterrado por el rey y a causa de ello pasara los
siguientes cinco años en Zaragoza donde siguió adelante adquiriendo
fortuna y siendo una persona conocida, tanto que al final el rey le demanda
y vuelve a Castilla. Es en estos momentos cuando empezarían a formarse
las disputas con los distintos reinos de Taifas.
Cabra, era un asentamiento de Granada, “se trataba de gente
importante. El más sobresaliente entre ellos era García Ordoñez. Tenía la
misma edad que Rodrigo y como él era un castellano de raíces
aristocráticas. Aparece por primera vez en documentos durante los años
sesenta del siglo XI. Al igual que Rodrigo, suscribió varias cartas de
Sancho II y transfirió con fortuna su lealtad a Alfonso VI, a quien sirvió
como alférez […] Rodrigo y él se conocían bastante bien […] En el
competitivo mundo de la corte real las amistades podían deteriorarse con
facilidad. Una vez que hubo conquistado  las provincias riojanas del reino
de Navarra tras el asesinato del rey Sancho IV, Alfonso nombró a García
conde de Nájera e hizo que se casara con Urraca, hermana del rey
asesinado.  García fue así promovido a un cargo de más responsabilidad 
que cualquiera de los que Rodrigo había poseído o iba a poseer y había
contraído matrimonio más insigne que el suyo propio. ¿Sentiría envidia
Rodrigo? Sería asombroso que así no fuera. Lo que es evidente es que la
captura de García por parte de Rodrigo en Cabra humilló a aquél y el
rescate le produjo una pérdida pecuniaria considerable.”[7]
Tras esto sería cuando el rey desterraría a Rodrigo teniendo que
abandonar Castilla y probablemente a Jimena y a sus dos hijas. De tal
forma, Rodrigo sólo podía trabajar como soldado ya que era un aristócrata,
por lo tanto primero llegaría a Cataluña, después a Barcelona y luego a
Zaragoza.
De esta manera, Rodrigo comenzaría a ser conocido en muchos
lugares de España por ser buen luchador y vencer en sus batallas. Muy
conocida fue la traición de Rueda, en la que dijeron que estaban de su lado,
que ambos tenían de enemigos a los árabes cuando de repente comenzaron
a lanzar piedras matando al conde, al infante y a numerables nobles que allí
se encontraban, pero Rodrigo rápidamente se exculpó y en la historia se
dice que en esos momentos se encontraba en Tudela.
Otro hecho de gran resonancia fue la captura del conde de Barcelona
 en 1082, estando al lado de Zaragoza junto a su señor al-Mutamin. Al final
Rodrigo se encontraría oponiendo resistencia al rey Alfonso, que había
llevado su ejército hacia Zaragoza, pero muy poco después Rodrigo fue
perdonado y regresó a su tierra recuperando todos los favores reales.
Tras reconciliarse, los almorávides estaban ya acechando. El rey estaba
desesperado y le entregó ciertas tierras a Rodrigo para que le ayudara y
obtener su favor.
En Aledo, algo debió fallar ya que los ejércitos que Alfonso VI había
enviado para luchar junto con Rodrigo no se encontraron. “Sus enemigos
[los de Rodrigo] se apresuraron a afirmar que su fracaso a la hora de unir
sus fuerzas con las del rey había sido deliberado y que por ello había puesto
en peligro el ejército real de un modo insidioso. Alfonso creyó la
acusación. Confiscó todas las propiedades de Rodrigo y mandó encarcelar,
aunque sólo por breve tiempo, a su mujer y a sus dos hijas.”[8]
En el 1094 se dispuso un ejército, pero la ciudad estaba bloqueada y
los alimentos no llegaban, tampoco habían refuerzos y al final se
establecieron los términos de rendición por parte de Ibn  Jahhaf. Rodrigo se
había convertido en el dueño de Valencia. El 15 de junio de 1094, Rodrigo
entraba  en Valencia como su conquistador.
El paisaje de Valencia era maravilloso y muy fértil ya que contaba
con arroces, limoneros, hortalizas, viñedos, olivares, campos de trigo, y
sobre todo, la belleza de la Albufera de Valencia.
“La principal mezquita de la ciudad, que Rodrigo convirtió en iglesia
para el obispo Jerónimo, se halla bajo la catedral actual. A su lado estaba el
palacio de los reyes de taifas, desde lo alto de cuya torre se supone que
Rodrigo mostró la ciudad y sus alrededores a su mujer y a sus hijas.”[9]
En esta ciudad de Valencia, Rodrigo tuvo algunos problemas,
 Muhammad tenía intención de apresarle y llevarle ante Yusuf.
Rodrigo pidió ayuda a su aliado, que en estos momentos era Pedro I, el
nuevo rey, pero esto no podía ofrecer su ayuda, ya que era algo arriesgado
porque acababa de subir al trono. Por lo tanto, Rodrigo tuvo que tragarse su
orgullo y pedir ayuda al rey Alfonso VI quien fue corriendo a ayudarle.
Pero el rey debía defender Toledo, con lo cual, se encontró sólo.
A continuación, Rodrigo venció en Cuarte y se dirigió hacia el norte
de Valencia conquistando el castillo de Olocau con lo cual llenó sus arcas
de dinero y pudo recompensar a aquellos que le habían seguido.
Rodrigo había hecho todo lo posible por conquistar los territorios con
las armas, pero también había otro modo de hacerlo, mediante sus hijas, ya
que estaban en edad de casarse. Su hija Cristina se casó con Ramiro, nieto
del rey García III de Navarra, e hijo de Ramiro, señor de Calahorra. Su otra
hija, María, se casó con Ramón Berenguer III de Barcelona. De este modo
las hijas ya estaban emparentadas con personajes ilustres.
 Finalmente, al morir Rodrigo se preguntan quién heredaría el
principado de Valencia, ya que el único hijo que había tenido había muerto
en el 1097, los esposos de sus hijas estarían demasiado ocupados en sus
pretensiones, de modo que sólo quedaba su esposa Jimena que debió de
solicitar la ayuda de Alfonso VI. Finalmente consiguieron sacar el cuerpo
enterrado de Rodrigo para llevarlo y darle sepultura en Castilla.
“Doña Jimena llevó el cuerpo de su marido al monasterio de Cardeña
y vivió muy cerca de allí hasta su muerte.  Todavía vivía en 1113, año en el
que vendió una iglesia en Valdecañas –parte de sus arras- a dos
compradores que quizá fueran canónigos de la catedral de Burgos.  El
documento de la venta lleva la firma, como testigo, del obispo García de
Burgos, el abad Pedro de Cardeña y otros distinguidos castellanos. Esta es
la única referencia a doña Jimena durante su viudedad; probablemente
murió poco después […] No sabemos nada de sus hijas tras sus
matrimonios. María debe haber muerto joven, alrededor de 1107, puesto
que en este año su marido, el conde Ramón Berenguer III de Barcelona,  se
casó por segunda vez. No sabemos cuántos años vivió Cristina.”[10]











BIBLIOGRAFÍA

·        FLETCHER, Richard, El Cid, Donostia-San Sebastián, Nerea, 1989.

·        El Cid, Cátedra, Madrid, 2011.





[1] FLETCHER, Richard, El Cid, Donostia-San Sebastián, Nerea, 1989, pág. 16. Sigo siempre la misma edición, en los siguientes fragmentos consigno la página de la obra.
[2] (Pág. 32.)
[3] (Pág. 60.)
[4] (Pág. 111.)
[5]( Pág. 114.)
[6] (Pág. 118.)
[7] (Pág. 136.)
[8] (Pág. 164.)
[9] (Pág. 177.)
[10] (Pág. 198.)

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